A partir de Navas la M-501 es de un único sentido y me obligó a concentrarme en la conducción, en un principio juré en hebreo aquel embudo, pero luego viendo el paisaje me di cuenta lo mucho que se perdería ensanchando esta carretera. Estaba llegando a Piedralaves cuando recordé una excursión que hicimos de niñas a sus piscinas naturales. Como mis sentimientos me sacuden como si de una pelota de pin-pon me tratase, me embargó la nostalgia y decidí parar a tomar un café. Pregunté a unos y otros, al final di con el lugar y me senté con mi taza humeante, en el mismo sitio donde veinticinco años antes coloqué una toalla raída y una mochila vaquera llena de chapas de “Europe”. Disfrutaba del momento cuando sonó mi móvil, al ver el número hubiera lanzado el aparato por encima de la presa, pero no puedo vivir sin él. -¿Dónde coño vas? Me ha contado Tere que tampoco quieres ir con ella a la playa, que prefieres un pueblo perdido de la mano de Dios, en la sierra de Ávila. ¿...
Me niego a que mis historias se pudran en las carpetas de mi escritorio digital. Algún día morirá mi portátil y con él las vidas de mis personajes. Mi mente es un 80 % de imaginación y un 20 % de realidad, dicho eso te diré que este blog será un caos entretenido. ¡Feliz lectura!