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Mostrando entradas de marzo, 2019

¡Puto negro!

El racismo cimenta sus ideas en prejuicios infundados, personas que se sienten amenazadas ante el desconocimiento y la diferencia. Miedo. Esta idea puedo darla cierto sentido en el s. VII. No hace mucho leí un artículo de El Mundo, a grandes rasgos decía que los seres humanos comenzamos siendo negros. La pérdida del pelaje cuando el homínido empezó a caminar erguido, como consecuencia del incremento del ejercicio físico, fue una adaptación al aumento de la temperatura corporal. Todos nacimos en África, y esa piel blanca y desnuda, tuvo que acomodarse al medio hostil, oscureciendo el tono. No entró en discusiones si África era o no el continental tal y como hoy lo conocemos, pero sí creo que todos tenemos las mismas raíces en ese árbol genealógico. Los niños entre cinco y seis años no reconocen el color de la piel como característica de la persona. Lo aprendí con mi hijo el mayor. Su amigo es bueno en el fútbol, simpático y amable. Los niños nacen sin prejuicios porque el racism

En confesión.

Hace mucho tiempo, pero tanto que ni recuerdo, pensaba que todo el mundo era bueno, sin excepción. Hoy, cuarenta años después, no lo creo. No soy consciente de cuándo levanté barreras, muros y almenas, pero ambos " yo",  sentados en una cafetería, tendrían muy poco en común. Ni siquiera el amor por los libros, en mi infancia, odiaba leer y me encantaba jugar con otras niñas, ahora cuento con los dedos de la mano las veces que me siento a hablar con alguien, y me sobran, pero los minutos de lectura los robo de donde puedo. Asumo, después de todo lo anterior, que soy rara. Muchos pensarán que es un pensamiento negativo el que sostiene mi existencia. Disiento. Todas las personas son tóxicas, ¡¿Señores, esto es un planteamiento negativo?! Si estoy equivocada será sencillo demostrar lo contrario. Admito distintos puntos de vista, opiniones y pareceres, esto no levanta suspicacias. ¿Qué lo hace? Las preguntas indiscretas que buscan clasificarte por debajo de un listón par

Hoy nos toca fútbol.

Ayer tuvimos fútbol en esta familia. Fue mi hija la interesada, quizá por la influencia de su “más mejor amiga” o simplemente curiosidad. Cuando suceden estas cosas aprovecho para contar mis breves conocimientos o curiosidades, y sobre este deporte solo tengo curiosidades, y de antes de Cristo, porque de reglas y jugadores, en la actualidad, no sé absolutamente nada. Según avanzamos por las salas digo: No se conoce su origen. Constan grabados del siglo III a. C. en Japón, también en Grecia y Roma. Pero en el 1400 a. C. los pueblos precolombinos ya jugaban a algo muy parecido. No había portería sino unas canastas en la pared en sentido vertical, a diferencia del baloncesto que es horizontal. Solo podían usar los codos, caderas y piernas, nada de mano ni pies, para meter una pelota de hule, de 4 kl, por el aro de madera o piedra, lo cual era complicado. Formado cada equipo por siete jugadores. Los puntos se obtenían cuando la pelota tocaba el aro o lo atravesaba, esto último da

8M. Hombres y mujeres no somos iguales.

Nunca he pretendido parecerme al hombre, ni maldigo mi existencia como mujer, por muy difícil que resulten las cosas. Mil veces naciera y tantas querría ser lo que soy. No veo esta lucha como una competición. No quiero que las cosas se tornen y dentro de una década ellos tengan que echarse a la calle reclamando justicia, leyes que les protejan contra el abuso y el maltrato, ni penas más duras contra el asesinato. Porque tengo un hijo, y le amo más que a mi vida. Si hoy me levanto y grito ¡Basta ya!, es para que mi hija, elija su camino con libertad y seguridad, sin miedo ni discriminación por su género. Y si la tortilla se gira en un futuro remoto, que no deseo visualizar, lo haría también por él. No quiero ni imaginar ese mundo, no os confundáis de razones, si lo hiciese, significaría que la lucha de hoy fue desoída, enterrada y sometida, y las mujeres llegaron a un punto sin retorno. Es ilógico que, en el siglo XXI, tengamos que luchar por nuestros derechos. Si l

SUEÑOS DE CANELA Y MIEL.

Lo que quiero resaltar de esta novela es su original principio. Comencé un libro que lo único que le falta es poder chuparlo para saber si está o no caliente cada platillo, porque los aromas y gustos están perfectamente descritos.  Fue gracioso, empecé a leer y veo recetas, entonces me quedé en shock, miré la portada y me dije Ni por asomo parece un recetario. Pero con esa manía de no mirar las sinopsis tampoco me extrañaba el error. Es una forma muy original de meternos en faena, activando nuestras papilas gustativas. La lectura es muy fluida, sencilla y dinámica. La historia está destinada a un público juvenil. Nuestra protagonista quiere ser una gran cocinera, disfruta mezclando y probando diferentes especias y alimentos. Recuerda que los sueños cuestan, que aquellos que más esfuerzo requieren, proporcionan grandes recompensas personales, no hay que tirar la toalla a la primera de cambio, hay que seguir luchado hasta el final. Solo tengo un pero, y voy a ser sincera, no