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Mostrando entradas de marzo, 2016

Capítulo 19

He terminado mis clases, entregado mi trabajo que no tiene nada que ver con el contenido de la caja, pues no tenía sentido que escribiera un texto basado en el folclore del hombre lobo. En otro momento puede ser que sí, pero para presentarme, pues no. He usado un trabajo del año pasado que me valió para sacar un poco merecido “bien”, para mí era impecable de notable alto o más. Y ahora ando metida en una empresa imposible, buscar al dueño de esta caja que llevo todo el día cargando, aquel que se fue a por un bocadillo y nunca más se supo. Que similitud con la historia de mi padre que se fue a por tabaco y lleva veintidós años buscando un estanco. La intenté entregar en archivos pero la archivera grosera de ayer me dijo que ese material no era de la facultad. Me recordaba a mí dando por saco a la hora de su comida pero no recuerda al borde que me empujaba para acceder a archivos y deshacerse de aquel bulto con fecha límite. Cargo con la caja camino a casa. Era como buscar una a

Capítulo 18

López entró en el salón con la lengua ladeada y la respiración entrecortada. Sin levantar la vista de mi nueva lectura inquietante como la anterior, proferí a regañar a Zeta por su falta de rigor en el cuidado de mi pulgoso. -¡Reposo! ¿Qué no entiendes de la palabra reposo?- la figura permanecía ante mí observando en silencio mi despliegue de material. Levanté los ojos para cruzarme con la mirada suspicaz de Alfa. Sus ojos eran cautivadores y atrayentes, ahora eran grises, diría yo. -¿Quién te proporcionó estos papelotes? -¡¡Uff!! No tengo ni idea. ¿Cuál era tu verdadero nombre?-levantó una ceja y me clavó sus ojos distantes. -Alfa.-fruncí el ceño enfurruñada por contradecirme, pero más divertida que con acritud.- Adolfo. ¿Qué estabas leyendo tan interesada? -¿Sabes por qué aúllan los lobos a la luna?- Alfa negó con la cabeza mientras tomaba asiento.- Cuentan que una vez la luna bajó a la tierra y quedó enredada en un zarza. Un lobo la ayudó a liberarse y la luna quedó

Capítulo 17

-… ¡Carajo! ¿Piensas eso? Es peor de lo que yo creía…- hablar con Paula no era nada tranquilizador, siempre conocía a alguien o ella había vivido una experiencia muy similar pero más angustiosa que la que se relataba.- Vigilaré cual halcón. Yo también te quiero, hasta mañana. Dejé el móvil sobre la encimera y di un par de mordiscos más al sándwich y se lo ofrecí a López que lo miraba como a una deidad. Regresé a mi mesa de trabajo; el salón se había convertido en un campo de minas con montoncitos de folios, algunos con dos o tres hojas y otros hasta diez, no más; sobre la gran mesa de madera los libros y mi portátil. Al pasar recojo uno cualquier de los tantos que hay por suelo y muebles y   ojeo de que puede tratar. Lo primero que llama mi atención son dos nombres que se repiten a lo largo del texto, Adolfo y Orfibia. Solo con ver el primer nombre mi pulso se acelera y mis mejillas se sonrojan, no comprendo que personalidad anómala estoy desarrollando a mi edad. No es una lec

Capítulo 16

He llegado tarde a la primera clase por culpa del guarda de seguridad que no me dejaba salir sin el consentimiento de Alfa. Ha bastado con una llamada pero me veía rellenando un informe a doble cara y buscando sello y firma de la máxima autoridad de la urbanización. No he preguntado si es el presidente de la comunidad. Creo que le tocaré un poco más los cataplines la próxima vez que le vea y le soltaré la pildorita. Las clases tan soporíferas como en Valladolid. Después de hablar con el profesor me ha indicado que baje a archivos y solicite información de lo que yo desee y le haga un pequeño trabajo para examinar mi nivel, pero lo quiere para ayer me dice riendo, y no es broma, añade cuando le sonrió descolocada. Bajar a los archivos me ha llevado una media hora, las indicaciones que me daban eran tan confusas que no atinaba a dar con la sala y eso que todos decían que siguiera los carteles. ¿Qué carteles? Al final un chaval con gafas de culo de botella y protector dental me h