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Mostrando entradas de noviembre, 2016

Tormenta de Galgos. 18

Sindy. Asociación Galgo Español. Decimoctava entrada de ni blog. Pasan los días y no voy a la residencia. Sigo en el grupo de voluntarias y sigo compartiendo las fotos en un facebook que tengo totalmente abierto, sin privacidad alguna, si no fuera de esta manera, sólo leería yo mis comentarios, que no hago ninguno. Antes tenía un grupo de amigos considerables, casi cien, pero con el tiempo fueron desapareciendo, no me di cuenta hasta que el facebook me invitó a conocer a gente. ¡Qué lamentable que una aplicación te recuerde lo miserable que es tu vida social! Un día leí que añadiese mi número de teléfono y que me buscaría mis contactos en la red. Puse cada número en su respectiva rayita y le di a buscar; mis padres no tienen facebook y son mi único contacto, fin de la búsqueda. Llevo un tiempo donde voy cogiendo confianza en mi desconfianza y en mi vida antisocial y he ido dando algún “me gusta” aquí y allí, también me he puesto a seguir a la Asociación y a la tienda on

Tormenta de Galgos. 17

Amore. Asociación Galgo Español. Decimoséptima entrada de mi blog. -¿Echo más lejía?- preguntaba por vigésima vez la Rubia al Greñas que frotaba con saña la pared con un cepillo   de raíz. -Yo creo que ya está bien con el último chorro que le has echado.- el tono del Greñas era tranquilo pero estaba como yo hasta el cogote de escucharla retrasmitir y preguntar todo lo que hacía al segundo. -Tienes toda la razón.-y coge el cubo y el cepillo y desaparece en el primer chenil.- ¡Qué horror como tienen las paredes! Esto necesita una mano de pintura.- se la oía trastear con el cubo y el cepillo de un rincón a otro pero no escuchaba restregar el cepillo contra la costra de sangre seca que cubrían las paredes. O se callaba o la metía el cepillo hasta el gaznate. Chasqué la lengua no sé las veces, como cuando duermes junto a un tío que ronca como búfalo, carraspeé exageradamente, pero ella impertérrita con su cháchara. -Podíamos pintar los barrotes en tonos más cálidos, est

Somos el principio de una nueva vida.

Asociación Galgo Español. Buenos días: Lo primero que me enseñaron en la Residencia es a no tener prisa, a no forzar las cosas y a mirar cada señal de calma. Cuando un perro no acude a nuestra llamada, nosotros elevamos la voz un poco más y pensamos: "Me torea, me desobedece....", aumenta nuestro nerviosismo porque tenemos prisa para ir al trabajo o simplemente porque vemos en la actitud de nuestro perro una indisciplina intolerable e inaceptable; luego se acerca despacio, con el hocico pegado al suelo o mirando hacia los lados evitando cualquier contacto visual con nosotros, ¡Maldices! Pero aquí aprendí que recuperar la confianza en el ser humano lleva su tiempo, que el galgo, como cualquier otro perro, tiene unas señales naturales que nos comunican su estado pero no las comprendemos y lo primero que debemos es aprender esas señales. Cuando un galgo clava el hocico en el suelo nos está diciendo:                                                             

Tormenta de Galgos. 16

Decimosexta entrada de mi blog. "Adóptame" Y seguro que estamos sin dormir pensando, ¿qué pasó? Nada, ¿qué desprecio podían infringirme? Me ignoraban los mensajes de grupo desde el mismo día que llegué, lo raro hubiese sido que empezasen a leerlos y a contestarlos como posesas, eso me habría agobiado y puesto de muy mal humor. ¿Qué no me hablasen en la residencia?, si yo siempre he ido sola, lo diferente sería que a partir de ese momento tuviese carabina a todas horas, que se pegasen por venir conmigo, lo que me habría producido una urticaria por la mala sangre; pero casi imposible, soy la única con las mañanas libres y los fines de semana no voy porque no me da la gana, y si empezase a ir sería yo la que tocase las napias a más de una. Entonces, ¿qué podía suceder que me quitase el sueño? La Rubia. Esa era otra cosa. La veía por la residencia con su ropa colorida y ajustada, su contoneo provocador, sus suspiros resignados, mirando hacia otro lado cuando me div

Tormenta de Galgos. 15

adoptayacogegee@gmail.com Decimoquinta entrada de mi blog. He comido con mi madre en un centro comercial cerca de su casa. Esto pinta como suena, a muermazo. Me ha hablado de todas y cada una de las vecinas, de mis tías del pueblo y de los primos que ya ni recuerdo. Y por si fuera poco, se ha empeñado en comprarme una bata guateada de las que usa ella para que no pase frío porque le costa que no pongo la calefacción. Y aunque he objetado de que todavía no hace como para enfundarse en un traje de Michelin, mi madre hace oídos sordos y me la compra de un color rosa chicle. Cuando me he visto con ella delante del espejo, porque me ha hecho probarla para ver la talla, como cuando era niña, me ha venido a la cabeza la Barbie de silicona y sinceramente me han dado ganas de liarme a patadas con el espejo. ¡Cómo me pone la Rubia! -¿No podía ser un tono menos llamativo?-bajaba las escaleras refunfuñando. -¿Negro, marrón oscuro o algo más animado como gris marengo? ¡Venga, ya! V