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Mostrando entradas de diciembre, 2016

Tormenta de Galgos. ¡Feliz 2017!

Y esto viene a representar como termino el año, desesperada de sus 365 días y esperanzada con el 2017. Sólo pido que el nuevo año traiga a cada uno lo que se merece y el doble de lo que me desea y a joderse todo el mundo. ¡Feliz 2017!

Tormenta de Galgos. ¡Feliz Navidad!

Amore. Asociación Galgo Espalñol.  ¡Feliz Navidad! Y estas puñeteras fiestas no mejoran los desequilibrios emocionales que tiene alguien como yo, es más, se acentúan y mucho. Desde hace una semana no hago más que recibir videos, memes y fotos felicitándome las fiestas de la forma más variopinta, algunas te sacan una sonrisa, otras una carcajada y muchas de ellas me sacan de las casillas. Sobre todo las que manda la Rubia al grupo, son de lo más sensiblero que te puedas echar a la cara, y luego la tía es una zorra de mucho cuidado, todo el tiempo restregándose las tetas contra el brazo del Greñas. ¡Qué ganas de darla dos buenas hostias! Pero estamos en vísperas de Noche Buena y tengo que sacar ese espíritu navideño que tengo guardado en alguna caja del sótano, pero sótano, sótano. Tengo que ponerme una careta de alegría y celebración. ¿Por qué mucha gente sufre de depresión en Navidad? No me puedo creer que solo me planteé yo estas reflexiones… no, no. No creo que

Tormenta de Galgos. 27

Amore. Asociación Galgo Español. Vigésimo séptima entrada a mi blog. Con que facilidad pierdo el sueño.   Y con que sencillez lo que ahora te parece un infierno en un segundo pierde toda relevancia y se transforma en un hecho sin importancia alguna. ¿Qué levanten las manos aquellos que no han pasado por el mismo trance? Llevaba horas dando vueltas en la cama a como librarme mañana del Greñas. No quería ir a por juguetes ni pensar en verle la geta a mi no hermana. Podría llevárselo a mi madre, pero me daba que si el Greñas se convertía en mi porteador, en mi paje improvisado de unas Navidades forzadas, no iba a permitirme escabullir el bulto. Buscaba en mi cabeza una estrategia militar para eliminar al enemigo, pero con sutileza, que él se retire por propia decisión y no por presión.   Y suena mi móvil. Es un correo de La puta con el chocho al rojo, pesa mucho para descargarlo y enciendo al ordenador. Abro el correo mientras sigo pensando en el Greñas, en los regalos

Tormenta de Galgos. 26

Cash y Sinda. Asociación Galgo Español . Vigésima sexta entrada a mi blog. Y estaréis inquietos pensando: ¿qué sucedió entre el Greñas y la desequilibrada? Pues nada porque llegando a mi casa me salté un ceda el paso por ir pensando en mi puta existencia y me empotré en un coche que salió de la nada, de estos que los malos espíritus colocan en tu camino para joderte quince días. Asique como no he tenido coche, me he desconectado del móvil, de mi único grupo dinámico, de mi relación social artificial y de todo, y durante estos quince largos días he hecho lo único que una persona coherente no debe hacer jamás, analizar su vida, su mente y porque no, su estado físico, y estoy amargada. El Greñas no ha dado señales de estar interesado en mi revelación más íntima, ¡qué le jodan! Quince largos días sin saber en qué malgastar el tiempo cuando no estoy trabajando, ¿anda trabaja la desequilibrada? Trabajo desde casa. No, no soy una ama de casa de cuatro paredes y dos muebles ma

Tormenta de Galgos. 25

Dakota. Asociación Galgo Español. Vigésimo quinta entrada a mi blog. Y me doy cuenta en los pocos momentos de lucidez que tengo, que no me encuentro muy bien, que debo aislarme del mundo por dos razones: la primera y más importante, la indiferencia que causo en la gente me duele, y no tan en el fondo como yo creía; y la segunda, hacer la puñeta al mundo tiene su satisfacción personal, pero luego todo tiene un efecto búmeran. Con mundo me refiero a mi entorno, únicamente a la gente que me rodea: mi vecina del quinto, la panadera, las amigas de mi madre, mi familia, las amigas inexistentes, y la gente de la residencia. He pensado mucho en la Portes y su frasecita: “…sí está desequilibrada qué culpa tengo yo”. Quiero confesar que el recuerdo del hombre de barba sucia y con olor a podredumbre, no es mío, cuesta confesarlo, pero no lo es. Recibí un balazo en el muslo, nada en consideración, estaba en el lugar equivocado, muy habitual en aquellos días. A lo que iba. Allí la c