Hace
unos días leí por segunda vez un artículo de Blanca Miosi en su blog, contaba
con mucho acierto que hace mucho tiempo que no reseñaba en Amazon, esto me hizo
pensar en mí misma.
Yo
leo decenas de novelas de escritores independientes y noveles, hace un año comencé
con un proyecto personal “un granito de arena”, dar visibilidad a las historias
que de alguna forman llegan a mí, por otros escritores o por post que veo en
Facebook, Instagram, G+ o Twitter. Me sumerjo en cada obra y dejo que me lleve,
a un lugar, a un recuerdo, a una anécdota, a lo que sea, que luego será lo que
ocupe mi post en mi blog. Necesito que
la historia que se narra me aporte algo, para meterla en alguno de mis cajones.
Cuando esa novela supera el 20% de la lectura y llego al final con una
sensación, la paso a mi blog y la distribuyo en mis perfiles, una a una la doy
su visibilidad, teniendo muy en cuenta mi humilde posición en las redes.
No
busco nada ni intento que el escritor sepa que leí su obra, no quiero que
piense que reclamo la misma atención, puedo poner en conocimiento de algunos
tal hecho pero porque dentro del mundo tan complicado en el que nos movemos,
soy una lectora que adora los libros, y creo que puede gustar un aplauso aunque
sea en la distancia. Como no busco nada, me permito leer con gusto.
Dejo
novelas aparcadas, no entro en comentarios, pues quién me siga sabe que no soy
la medida de nadie, lo que a mí me apasiona, a otro aburre hasta la muerte, hay
una lectura para cada lector, así como un momento para cada historia. A veces
no me engancho al personaje, otras a la trama, y algunas a nada, pero tengo ya
una edad donde me gané el derecho de elegir lo que leo, sin dañar a nadie; la
olvido sin hacer ruido y sigo con otra.
He
de reconoce dos cosas, algunas me sacaron de quicio y me parecieron un insulto
para mí, como lectora, fueron pocas, haberlas haylas; otras me engancha su
trama, el perfil psicológico de los personajes, o alguna cosas en concreto sin
poder entrar en detalle ahora mismo, porque no viene al caso. Cuando sucede que
es una parte y no el todo de la obra, durante algunos días me tienen dando vueltas a
por qué no termina de encajarme. Estas suelen ser las que consiguen solo tres
estrellas, que con una vuelta de tuerca serían geniales, por lo menos para mí, lo cual es muy subjetivo. Pero aquí entran las manías de los lectores, no soporto las
preguntas sin respuestas, los finales abiertos, las segundas partes con otro
enfoque sobre la misma historia… me gusta todo menos que me dejen rellenando
huecos. Tampoco soporto el exceso de descripciones, ni de detalles, ni la
narración de lo cotidiano como único tema, fuera de esto, leo de todo, tengo
mis preferencias, como todo hijo de vecino, pero leo de todo.
No
abandono una lectura por faltas de ortografía, muy espeluznantes tienen que ser,
que también las he tenido en las manos, o por ausencia de estilo, si el resto
acompaña un buen rato, no quiere decir que no las vea, pero no soy quién para
juzgar estos fallos, existe un personal cualificado para ello, yo disfruto del
contenido.
Seguiré
con lo que hago porque me gusta, no sé a quién puede ayudar o interesar, pero
mientras yo disfrute leyendo seguirán teniendo mis post en mi blog, mis reseñas
en Amazon y Goodreads.
No leo como escritora, mal iba, en primer lugar porque
no me considero tal, necesitaría cientos de lectores avalando este título y no
los tengo; leo con la experiencia que da hacerlo desde hace treinta y ocho años, con el gusto de sumergirse en un
libro y el disfrute que aporta pasar las horas en buena compañía. Como contadora
de historias llevo menos de tres años, no es soporte para juzgar a nadie desde
tan pobre perspectiva.
Con
esto me despido, regresaré a mis granitos en breve pues con la novela de mañana
me pongo a la par de mis lecturas. Comenzaré con mis microrelatos y algunas anécdotas
de mi vida diaria, que dejé aparcadas por aportar esa visibilidad a las novelas
que ocuparon mis horas este verano.