Es
un relato de veinte páginas y no voy a contar más que las emociones que he
recibido de esta maravillosa historia. El escritor sabe jugar con los
sentimientos y desde las primeras palabras te invada el amor paterno, “Por qué no me esperaste.”, el corazón se
encoge en un puño y los ojos se llenan de lágrimas que desean escapar por las
mejillas. Su caja metálica con las fotos de su hija te hace esbozar una sonrisa
tierna. Las pinturas del arcoíris devuelven al anciano todo ese cariño que
durante los últimos veinte años ha entregado, y con cada trazo de colores, la
sensación agridulce de la despedida cercana.
Nos
describe el amor incondicional de un nieto hacia su abuelo, un vínculo que les unirá
hasta el final de sus días.
Muy
recomendado este pequeño relato donde los sentimientos te embargan, atrapándote
en cada párrafo.