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EL PLAGIO.


Nadie teme a sí mismo si desconoce su otro yo.
Escribí cientos de relatos. Sin ser consciente de ello desarrollé una personalidad obsesiva por conseguir cada día un seguidor más. Cuando este no llegaba me hundía en la desesperación y ante el ordenador golpeaba con saña cada tecla, maldiciendo mi pobre ingenio.
Dejé de disfrutar con la escritura.
Un día, ante el escaparate de una librería reconocí en la portada de una novela mi breve relato. Comenzó una persecución a una mujer que se escondía tras un seudónimo. Grité a los cuatro vientos que su gran Bestseller era un plagio. Acudí a su firma de libros, pero como si sospechase mi amenaza no se presentó. Su manager alegaba que estaba indispuesta.
Se convirtió en una obcecación encontrarla, debía reconocer que su fama, era mía. Durante meses no regresé a mi casa persiguiendo su sombra, jamás la di alcance.
Hasta hoy.
La feria del libro era un hervidero de gente que esperaba a su gran escritora. De entre la muchedumbre apareció su manager con aspecto agotado. Me llevó tras la caseta y aseó la ropa que durante todo este tiempo he vestido, con la manga de su chaqueta me quitó la suciedad de mi rostro. Parecía satisfecho de su resultado.
 <<Este es tu sueño hecho realidad. Sal ahí fuera y conoce a los miles de lectores que te esperan.->>, me dijo antes de abrir la puerta.


Para Scarlett v. V.

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