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os
silencios no son una ausencia de palabras, hay personas que los llenan
constantemente de comentarios banales, aquellas que los ven como un sinónimo de
muerte o soledad, los que bajo su influjo se sienten observados o los que
piensan que callar es un fracaso. Cuando se instala entre dos personas no sé
sabe qué hacer, surge la incomodidad y la angustia. Forman parte de la
comunicación y tienen su propio significado.
Para
la doctora Navarro son reveladores, el que habla es el cuerpo a través de sus
gestos y posturas, analizar el momento exacto en el que se produjo es la clave. El silencio
asusta, pero es necesario para que las palabras cobren sentido, porque es en
ese momento donde la reflexión arroja luz. Para ella es la espera: el tiempo
que el paciente necesita para emprender el camino y armarse de valor; decir lo que calla en lo más profundo por miedo a escucharlo en voz alta.
El silencio forma parte de esta
novela. Cuando la doctora Navarro se sumerge en él, su conciencia piensa y el
subconsciente sueña, en la soledad y en la noche. Momento donde se hilvanan los
detalles conectando los puntos que quedaron en el aire y dan sentido a las
palabras que nunca fueron dichas al azar.
Pero no todos los silencios son
iguales, algunos son castigos que destruyen a las personas y las someten al
abandono y al aislamiento, que las privan de la autoestima. Cada uno de ellos
tiene un significado y un fin.
En El vestido de Gala descubre cómo
afecta a cada uno de los personajes este estado donde no se oye ninguna voz.
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