La trama me gustó
bastante y estuve muy entretenida con su lectura. Pero seré franca y diré qué
es lo que no termina de encajarme en esta obra, un apunte como lectora sin
ninguna base.
Es muy importante la
figura del narrador y la voz que toma dentro de la obra. El autor debe ser honesto
con el lector y darle todos los datos necesarios para que pueda ir descubriendo
al asesino, pues quién lee este tipo de género le divierte y entretiene resolver
el crimen, ser el inspector.
En esta obra de MJ Fernández
elige la tercera persona para narra los hechos. Conseguimos un mayor
distanciamiento entre el narrador y el lector. Pero también da mucha libertad
de movimiento pues nos permite conocer detalles que en primera persona son muy
limitados. ¿Qué nos proporciona sobre todo? Aumentar el suspense.
Lo que sucede en esta
historia es que el protagonista, Néstor Salazar, sabe más que el narrador, hay conjeturas
casi adivinatorias que terminan cumpliéndose. En la primera pasa, en la segunda
también, pero en la tercera la historia sabes por dónde camina y quién será el
culpable, pues el inspector nunca se equivoca en sus observaciones. Falta el
motivo que se desvela al final.
Pero yo siempre diré lo
mismo, no soy la medida de nadie y puedo estar errada en cada una de mis sensaciones.