Ir al contenido principal

¡Y NO SALUDA!

¿Por qué nos creemos todo lo que nos dicen? Siempre tendemos a creer aquello que nos resulta familiar, no lo ponemos en tela de juicio porque quizá nos ha sucedido. Esto también ocurre porque el ser humano necesita sentirse seguro, por eso cuando alguien nos dice: <<Me cruce con fulanita el otro día, y no me saludó. Mira que es borde. >> La persona que lo escucha primero visualiza a la mencionada, la recuerda con sus gafas de sol enfundadas y paseando en compañía de su perra, y llega a la conclusión de que es cierto, simplemente porque no quiere que le pase lo mismo y se sienta ridícula o ignorada.

Podía quedarse aquí, pero normalmente necesitamos llenar los vacíos de silencio, ya sea en la puerta del colegio de nuestros retoños o en el parque de perros, y este comentario sin contrastar va circulando de boca en boca hasta que se convierte en una verdad absoluta entrado en la categoría de certeza total. Una suposición que pasa a ser real como la vida misma.

Solemos suponer porque nuestra mente se hace preguntas, por qué no me saludo, la habré hecho algo, será porque mi hija no traga a la suya, o porque mi perro es comprado y el suyo de protectora. Necesitamos contestaciones. Es fácil suponer porque automáticamente surge la respuesta dejando nuestra mente libre para otra memez, <<es borde>>. Esto se solucionaría con una pregunta directa, por qué no me saludaste, pero a veces sabemos que preguntar tiene su intríngulis y que la respuesta puede no ser satisfactoria.

Por eso pongamos las cosas claras, nunca tenemos todas las respuestas ni conocemos las causas por las que la gente se comporta de una u otra forma, preguntemos antes de inventar.

No suelo saludar a la gente porque desde hace unos años tengo una enfermedad crónica en los ojos, lo que me produce una visión borrosa y molestias constantes, si esto fuera poco desde hace unos mese tengo un tumor benigno en el ojo derecho. Qué síntomas me ocasiona, es como si llevase una molesta piedrecita en él, cuando fatigo la vista, son agujas clavándose en el globo ocular, el sol es mortal porque me reseca y me duele a un más, por eso siempre llevo gafas de sol. Leo menos y hay periodos donde debo descansar, lo cual me mata, porque es mi pasión pero no por ello voy llorando por las esquinas ni amargada con el mundo que me rodea, si alguien me saluda respondo con ánimo.

Conclusión, ya no saludo porque solo veo borrones caminando por la acera, y solo cuando tengo encima a la persona soy capaz de estar segura de quién es. Hoy precisamente he visto a mi vecina y hasta que ella no levantó la mano no estuve segura cien por cien, me parecía por el abrigo de color rosa de su perrita, pero tenemos en esta calle tres westie y no será la primera vez que me confunda ni la última, y yo también me muero de vergüenza cuando alguien no responde a mi saludo cordial.

No soy borde, bueno quizá un poco.


Entradas populares de este blog

El otro hijo

La quinta víctima

El crimen de Fiona Clack