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RECUERDOS MUERTOS


Ya sí que puedo decir que leí mi primera novela Zeta. En el Diario del viajero escrita por Iván Gilabert, se pincelaban estos seres descerebrados y sanguinarios, pero no eran el centro de la historia, en esta obra de Leno Bermúdez me sumerge de lleno en lo que es el fin del mundo, porque según los derroteros por los que va no creo que el ser humano pueda sobrevivir a este virus letal.

Puedo asegurar que estaba en lo cierto y estos seres no me gustan, me alegro que no fuera en la gran pantalla donde los efectos especiales multiplican la sensación de miedo, aquí ataba corta a mi imaginación intentando no visualizar mucho el entorno donde me quería llevar el escritor. Más o menos era la idea que tenía de una novela con esta trama y las escenas las normales donde los pocos supervivientes buscan refugio en los lugares más obvios, junto al ejército y en unos grandes almacenes llenos de provisiones.

La angustia se incrementa cuando el cerco es más reducido y la trama va cogiendo carrerilla a medida que avanza la historia, llegando al punto final que me resulta sobrecogedor.
Su lectura me ha mantenido enganchada y entretenida, se lee en un suspiro por su agilidad y fluidez narrativa, no está cargada de descripciones absurdas e insustanciales, las justas y necesarias, y aunque sí echo en falta al comienzo un poco más de sentimiento, el final está cargado de él.
Me descolocó el personaje protagonista al comienzo de la obra por esa lentitud de reflejos, yo habría puesto quilómetros de por medio entre la embarazada de la gasolinera y una servidora, tras comprobar que estaba infectada. Pero yo soy cobarde por naturaleza.

Gracias por esta lectura Leno Bermúdez pero soy como tu madre,  no me gustan los zombis.





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