Mi confesión tras leer esta segunda parte, puedo asegurar sin
ninguna duda, que este detective me encanta, me convierto en una lectora adicta de
este escritor. Lo único que me falta es poder seguir la trama a su paso, porque
me meto entre los renglones y soy un personaje más de la obra al que no le
gusta ir detrás de Dani Franco, sin resuello.
Regresamos
a los personajes oscuros, delimitando claramente por una línea trazada el bien y el mal, aunque
los personajes la desdibujen, novela negra. Los escenarios lúgubres donde se
nos muestra la podredumbre del ser humano. Aplaudo por esa habitación con el papel de las paredes roto, las manchas indefinidas de un origen incierto, las sábanas revueltas, donde Dani conoce a esa prostituta a la que alterará la vida por unos días.
Por
poner un pero, con la boca chica, teniendo en cuenta que no soy la medida de
nadie y que quizá sea una patochada, no cuadra ese amor, sin base, de Dani con
su hija, porque el roce hace el cariño, puede tener un pensamiento de cómo
podría haber sido, pero no hay sentimientos que respalden esa
desazón, siempre teniendo en cuenta el carácter despegado de la vida que tiene nuestro protagonista .
Querido
lector si esto es o no cierto, tendrás que valorarlo leyendo las dos novelas de
Manuel Pérez Recio.