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LA TAZA.


<< ¿Qué es la poesía?>> pregunta mi hija y su amiga tras salir de clase, y le doy la definición que la tarde anterior leímos en su libro de texto. No las convence en absoluto. Nunca he sido buena maestra, no valgo para ello, pero me arranco a mi estilo. 
<<Imaginaos una taza de porcelana con hermosas flores dibujadas en ella. El poeta nos describirá la hermosura de la taza, su tacto suave y su trazo en el dibujo delicado. La poesía es una expresión de belleza, hablar desde el corazón. >>. Asienten contentas. Pero la amiga de mi hija me mira y añade << ¿Tú que cuentas? >>. Tengo que seguir con la taza porque ha tenido éxito << Yo observo la taza, veo los dibujos pero necesito conocer si verdaderamente es de porcelana y la examino de cerca, también me interesa averiguar si en el lavavajillas se borran los dibujos, y si al lanzarla al suelo se rompe en cientos de pedazos y en cuántos. >>. Ambas abren los ojos como platos y dicen << ¡Mola más lo tuyo! Yo quiero romper tazas. >> 
Gracias a Dios nunca me dio por el magisterio.
Muchas veces tengo miedo a que estos instantes de mi vida que comparto con mis hijos y sus amigos se borren de mi memoria. En mi experiencia están los últimos años de vida con mi abuelo, que tuvo principio de Alzhéimer, recuerdo con dolor como mi cara se desdibujaba de su memoria, como cada mañana arrancábamos con la misma pregunta << ¿Quién eres?>>, otras me confundía con su hermana y unas pocas me encajaba en ese puzle que perdía piezas.
He decidido, no sé si con mucho o poco acierto, contar en mi blog esos soplos de ingenio  que arrancan una sonrisa y sorprenden en la infancia, los míos quedan en los recuerdos de mis padres, los de mis hijos, reflejados en mis letras ahora con algo de cordura. 



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