El
viernes pasado comencé a relataros mis dos últimas lecturas de la semana, dos
relatos cortos de Ángel Beltrán, el post de hoy está dedicado al segundo relato
que no me gustó tanto pero en ningún momento tuve ganas de abandonar su
lectura, estuve entretenida aunque no era una trama que a mí me enganchase,
pero su lectura es dinámica y la escritura muy fluida.
Un
grupo de jóvenes se reúne para pasar una velada divertida entre amigos, fuera
en la calle se desata un golpe de estado del que nadie tiene constancia, hasta
la llegada de Pedro que relata el caos que siembra las calles, tampoco se
intuía, el motivo parece la mala situación sociopolítica que sufre la sociedad.
Una denuncia por parte del escritor a un
momento que pasamos casi medio mundo, donde la corrupción prima sobre
toda decencia.
Nos
relata el miedo del grupo que satura y deja sin ánimo a todos ellos. La pisadas
de las botas militares retumbando las calles, aumenta el temor de los jóvenes que
divagan sobre lo que está sucediendo y cuál será su suerte, todos tienen claro
que son sus últimas horas y quieren regresar a casa con sus seres queridos. A esto
se llama miedo neurótico, no saben lo qué acontece ni tienen antecedentes que
respalde que el ejército es malo o obrará mal, ese temor se basa en imaginaciones
mentales, no en una amenaza real, a simple vista. No han oído disparos, ni
visto fusilamientos que respalden lo que creen, solo gente retenida y cacheada, tampoco se conoce el motivo, Pedro en un segundo abre la caja de Pandora.
Miedo a lo que puede suceder y no a lo que está sucediendo, miedo a lo que se
desconoce.
Pero el relato me deja con cientos de preguntas sin respuesta, realmente
lo qué sucede es lo que narra Pedro o este se ha dejado llevar por la histeria,
se salvan los amigos, por qué el ejército busca puerta por puerta…