Es
un relato largo que me enganchó enseguida, a pesar de que conocía al asesino,
el medio y los motivos que tenía. No pierde ritmo la trama ni interés, deseaba
saber si lo conseguiría o no. Curioso.
Nuestro
personaje hace una valoración de sus vida, horas antes de su cumpleaños,
buscando ese enemigo que aguarda en las sombras. Una existencia anodina y
rutinaria.
Saber
cuándo vas a morir es motivo suficiente para tener una depresión. Nadie está
preparado para ella, a pesar de ser lo único seguro desde nuestro nacimiento, ninguno estará aquí eternamente. La muerte nos recuerda que estamos de paso, y
hacemos un balance sobre nuestra vida para saber si la malgastamos, poco puede
importar en esos instantes pero deseas quedar en paz con los demás y contigo
mismo.
Aunque
en realidad el terror que nos inunda es por no saber dónde iremos después, al
vacío, la oscuridad eterna, la soledad, a la nada. Mi padre me preguntó “¿Dónde
iré ahora?”. La fe da la respuesta, creer firmemente en algo, ofrece el valor
que no se tiene para enfrentarse a los desconocido.
¿Qué
haríais si fueseis a morir el día de vuestro cumpleaños?