Cuando
comencé a leer esta novela, se lo comenté al Enrique Laso en un mensaje de
Facebook y tras darme un like, como era habitual en él, me
decía: “Ya me contarás qué te parece”. Era humilde, se leían miles de sus
libros, y seguía agradeciendo al lector su tiempo, pidiendo su opinión, porque
se trataba de aprender y mejorar, lo que solo se consigue a través de los ojos
del que dedica su tiempo a cada historia, del que es objetivo y toma la novela
en sus manos para disfrutar. Pocos encontré como Enrique Laso.
Ha
sido de esas muertes que sin conocerlo, dolieron. Éramos de la misma edad y
tenía toda una vida por delante para convertirse en un gran escritor con
reconocimiento, porque para mí, escritor, ya lo era. Era elegante en la escritura y respetuoso con el personaje.
Como
compañero en esta andanza tan complicada, ayudaba y daba consejos, tenía un
momento para leerte y contestarte.
Su
obra me gusta, esta novela me enganchó desde la primera línea, aunque como le
dije en otras ocasiones, me gustaría poder participar en la trama siendo una
parte activa, averiguando junto al protagonista con las pistas ofrecidas, quién
es el asesino. Este granito de arena que siempre le dedicaba, me lastima que ya
no lo reciba. En una ocasión me dijo: “Cada grano cuenta”.
Descansa en paz y allí donde estés, sigas escribiendo tan maravillosas novelas. Como te
prometí en su día: “Soy uno más de tus cientos de lectores fieles, y me leeré
todas tus obras.”.