Bueno,
una trama que engancha, las penurias de una familia y sobre todo del padre para sacar adelante a los seres que más quiere cuando el infortunio se
ceba en ellos. Una novela negra, policiaca, que es el género que
más devoro.
Pero,
y aquí viene el temido pero, el tiempo en el que se ubica la obra, me hace
rechinar los dientes. Que nuestra sanidad no cubra los cuidados del cáncer y
tenga que recurrir a un cirujano sacado de una película gore, me molestó, hoy
por hoy tenemos una sanidad digna de elogio, no sé si fácil de mantener para
nuestros nietos, pero no quitemos valor al presente. Si hubiese dicho que era
el año 2027 en cualquier ciudad de España, no tendría este resquemor en la
obra.
Y
Julián será arrastrado por la figura de este Inay que representa todo la
perversidad de la que el ser humano es capaz de cometer. Conoceremos a otros
personajes que como nuestro protagonista se vieron arrastrados, pero sucumbieron y son igual de grotescos que el dueño de sus vidas, ya que el
contrato que firman con este sujeto que promete soluciones a sus terribles problemas, podría confundirse con el mismísimo
Satanás.
Y
la duda que dejo, Julián conseguirá salvar a su familia o salvarse él
mismo en esta locura de pederastia, canibalismo, corrupción, prostitución…
Inquietante la historia que nos narra este
escritor, donde bajo mi punto de vista, es el año en el que cimento su relato
el que no me termina de cuadrar.