El amor es un sentimiento, tenemos una
vaga idea de cómo debe ser. No existe una definición única, es diferente para
cada persona. Sabes lo que se siente aunque no lo puedas expresar. Todos
aseguran que saca lo mejor de ti mismo, él lo dudaba.
En
estos pensamientos se perdía el inspector Salazar observando el cuerpo del joven
aspirante a policía que yacía muerto en el garaje de la comisaría del barrio de
Tetuán. Su novia aguardaba esposada a escasos metros con la mirada perdida y
las manos ensangrentadas. El cuchillo con el que asestó las quince puñaladas lo
guardaba embolsada en su chaqueta.
No
había magia, era el cerebro
segregando miles de sustancias químicas, un elixir que aumentaba la euforia, la
pasión, el deseo sexual. Para ella fue un subidón de un mal chute, había
idealizado a un seductor mujeriego convirtiéndolo en algún tipo de príncipe azul,
sin darse cuenta que ella no era la diosa que él afirmaba, ni era querida. Si
no un número más en una larga lista de conquistas.
Y
la verdad se reveló en una guerra de sensaciones
frustradas, no era hermosa, ni lista, ni el centro de nada. La ira buscó
desahogo.
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Para Esteban Alcalá. |