Yo no escribo romántica, leo
poco de este género aunque en estos últimos meses he leído por todos los años
pasados. Alguien puede pensar que no me gustan estas historias, y no es cierto,
me pierden más los géneros policiacos, el misterio o las aventuras, pero quien
me conoce sabe que leo de todo. El problema es que racionalizo lo que leo.
Comienzo con las primeras páginas de La rueda
del destino. Kyla, no se parece a las protagonistas de otras novelas
románticas que he leído, es minusválida. Narra entre líneas el porqué dejó
Nueva York tras su accidente y siento una ligera similitud con mi padre, no
busca consuelo ni compasión, busca tolerancia y que la gente deje de verla de forma
diferente. Me engancho a su vida.
Me dejo llevar por la pluma de la escritora. Entiendo la indecisión
que tiene de iniciar un romance con Hunter, la misma que vivió mi padre con mi
madre, se creen que limitan una relación cuando lo que ofrecen es el valor de
la vida desde otra perspectiva. Y me enamoro de Hunter y su perseverancia. Y
visualizo toda la novela como en una película en la gran pantalla, pues tiene
un momento de riesgo y peligro que deja un toque de acción y aventura.
He vistos comentarios de otros lectores, no sobre esta
novela, sino en general de cualquier autor independiente; alegar que a la
tercera falta de ortografía abandonan la lectura o cuando no tiene un elaborado
estilo; solo puedo apuntar a esto que se pierden grandes historias. Yo no hago
un análisis ortográfico pues no estoy capacitada para eso, ni una reseña
aconsejando o no un libro, no soy la medida de nadie. Me encanta leer, disfruto
de la lectura, me divierte pasar un rato absorta en las vidas de sus personajes
y viendo lo que me pueden enriquecer.
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