Salimos del armario con la idea de seguirles
pero ante nosotros se levantó un espeso bosque. Era noche cerrada y no se
escuchaba más que el vuelo de los murciélagos y algún búho parloteando con unas
lechuzas inquietas. Esperamos en el mismo punto sin avanzar ni retroceder,
esperando. Si estábamos allí seria por algo. Unas sombras se movieron a gran
velocidad ante mis ojos, Alfa alzó las orejas y erizó el pelo de su cuello. A
nuestras espaldas escuchamos una respiración jadeante. Me giré para ver llegar
a mí yo original. Inquieta miraba a todos los lados buscando a alguien, quizá
huyendo pero no me pareció, estaba ansiosa no aterrada. Pasó por nuestro lado y
me rozó el brazo, sentí una corriente de aire frío atravesar mi cuerpo.
-Te está buscando.- avanzamos a la carrera
tras sus pasos. Alfa cabeceó cuando giro a la izquierda, se paró y miró a la
derecha.- Tenemos que seguirla a ella. Supongo que los lobos andan por allí
pero ella es nuestro destino.
La desesperación se hacía presa de ella con
cada minuto que pasaba, sus pasos eran torpes y caía con frecuencia. Llegamos a
un río y se detuvo dudando si cruzarlo o volver por sus pasos. Alfa se giró tan
bruscamente que me hizo perder el equilibrio metiendo un pie en la orilla. Uno
piensa que en los sueños no sucede nada, pues yo me mojé la zapatilla y el agua
helada, mejor dicho, congelada me llegó hasta el mismo hueso. Allí estaban mis
inconfundibles lobos, fue chocante ver a un joven Alfa atravesándome con sus
mirada y valorando la peligrosidad de mi yo original. Junto a él estaban Beta,
Zeta y Gamma. La joven Adelis comprobaba la firmeza de unas piedras que
cruzaban el río, inconsciente a la presencia de la manada. Cuando volví a mirar
a los lobos eran la versión adolescentes de los amigos de Alfa y del propio
Alfa que se observaba a sí mismo con curiosidad.
-Eras guapo de joven, no es que ahora no lo
seas pero estás siempre con el ceño fruncido y esa mirada petulante.- Alfa me
enseñó los dientes.- ¡A eso mismo voy!
En el silencio de la noche la voz juvenil de
Alfa me hizo estremecer, reconocía aquella voz cantarina y libre de presiones.
-¿Qué buscas?- Adelis se sobresalto y estuvo
en un tris de caer al agua. Me resulta curioso llamar a esa versión de mí por
mi nombre, casi chocante.
-Os buscaba.- dijo entornando los ojos como
intentando averiguar si eran lo que ella creía. No me resultaba su voz
familiar, ni siquiera la reconocía como la mía pero eso siempre sucede cuando
uno se escucha en una grabación.
-¿Para qué?- interrogó Beta.
-Mi padre ha planeado con Macqueen asaltar el
pueblo dentro de dos noches, y dar muerte a todas las mujeres y niños.-
encogieron los hombros y se miraron sonrientes.
-Pues procura dormir con las ventanas y las
puertas bien cerradas.- Gamma dijo aquello y se dispuso para irse pero Alfa le
cogió por el brazo, parecía fastidiado por tener que seguir allí plantado
escuchando.
-¿Por qué puede interesarnos eso a nosotros?-
Alfa permanecía callado mirándola con descaro. Beta siempre cogía las riendas
como si fueran el alfa en funciones.
-Piensan culparos a vosotros.- el silencio
calló plomizo entre ellos pero después de todo este tiempo había entendido lo
valioso que era estar pendiente de los detalles. Sus ojos se dilataron y se
oscurecieron, sus miradas perdidas en un punto en el infinito evidenciaban las
discusiones y conversaciones que se realizaban en las profundidades de sus
cabezas. La sorpresa mía y la de esos jóvenes lobos fue que yo escuché sus
palabras tan altas y claras como la joven Adelis. Ninguno daba fe de su
palabra, solo Alfa pensaba que tenían que tomar en serio la advertencia.- Me da
igual que creáis en mí o no. Su plan es decir que fueron los hombres lobos, la
gente pedirá venganza ante la crueldad que vais a demostrar y esperan que los
que hoy os protegen y sirven se vuelvan contra vosotros y entonces Macqueen os
aniquile.- “Y si está loca, dijo Gamma. “Y si ella es el señuelo, apuntó
Zeta.”- Nadie me manda. Estaba escondida en un armario cuando revelaron su
malvado plan. También tienen encerrado en un granero a unos chicos que creen
que son lobos en lo que se conoce como “la iniciación”.
-¿Tú eres la que nos hablas por la noche?-
Alfa dio un paso hacia ella para mirarla con más detenimiento.
-¿Ella es la que se mete en nuestras
cabezas?- Beta la miró con más interés.
-Me gusta escucharos por la noche, me hace
sentir menos sola.
-Los jóvenes del granero no nos preocupan,
hay alguien que vigila que nada les sucede. - se miraron los unos a los otros.-
Es extraño que mi padre no sepa nada de este plan.
-Porque es una trampa.- señalo Gamma con el
dedo a Adelis.
-Macqueen no se fía de ninguno de sus
hombres, solo de mi padre.
-¿Quién es tu padre?- Alfa iba acortando la
distancia.
-Juan Osorio.
-Curiosa la hija de un cazador tan
despiadado. - a lo lejos se escuchó la voz inconfundible de mi hermano llamando
a la joven Adelis, en un tris estuve por contestar.
Del abrigo de los árboles salió su figura
delgada que se quedó paralizado al ver a su hermana acompañada de tan extraño
grupo.
-¿Quién sois?- dijo acercándose a ella con la
mano levantada en señal de buena voluntad.- No querremos haceros ningún daño,
dejadnos ir en paz.
-No somos nosotros los que os hemos buscado.- el hermano miró a Adelis
con furia, estaba claro que era desobediente, alocada e impulsiva.
-¿Para qué les has buscado?-la retorció el
brazo con más rudeza de la necesaria y ella gimió. Alfa, mi Alfa, se movió
incomodo a mi lado con los ojos clavados en el hermano de la joven Adelis, pero
al mismo tiempo las venas del cuello de aquellos adolescentes hombres lobo, se
hincharon, tensaron los brazos y la protuberancia suave de su frente se hizo
visible.
-Lo siento, era mi deber advertir del riesgo
que corrían, de impedir que unos inocentes carguen con la culpa… No me aprietes
tanto.-el hermano acarició el brazo suavemente.
-Lo siento.- soltó su brazo y la situación se
relajó.- ¿Cómo van ellos a impedir que suceda? ¿Van a defender la aldea?
-Es una posibilidad.- estaba claro que
aquella versión de mí era más aventurada y menos perezosa. Tenía un algo
luchador que yo había perdido a lo largo de tanta reencarnación.
-Creo que no es mala idea, usar su plan para
fortalecer nuestra supervivencia.- dicho aquello por el joven Alfa nos sumimos en la oscuridad.