Ir al contenido principal

Capítulo 58




“Cuando nos quedamos solos en la orilla, acostumbrándonos a nuestro nueva situación de espectadores privilegiados, decidimos seguir el curso del río en busca del cadáver de Omega.
“Ver el cuerpo del que era mi padre tirado en la orilla de un río recibiendo patadas y golpes por hombres oscos y crueles; mientras le observaba un cazador que babeaba mientras gritaba a sus hombres que aquel que yacía muerto por su disparo era un maldito hombre lobo, me heló la sangre. Un deseo de venganza nacía en mí, unas ganas de sacudir con fuerza aquel rostro desfigurado me invadía como lo hace la mala hierba en una pradera abandonada. El cuerpo sin vida de mi madre lo arrastraba Mike cogido de un pie por el sendero que discurría al lado del río.
- Mike nos trae a la adultera.- había algo más en sus palabras, aparte del desprecio o el asco, la ira o la rabia que formaba parte de su ser, algo más que era incapaz de definir.- Este hombre es un amigo fiel y un sirviente leal que se dio cuenta de todo. Ella contaba nuestros planes a los hombres lobos y por eso esta racha de mala suerte nos ha acompañado todos estos meses, ahora todo va a cambiar.
“Un hombre se acercó y levanto con cuidado la enorme falda de mi madre, observando la sangre que cubría los bajos y la espalda de su cuerpo. Con el pie hizo girar el cuerpo y aunque Mike lo intentó evitar fue tarde. Aquel hombre en otros tiempos había asistido como médico a numerosas parturientas, ahora remendaba girones de carne y amputaba miembros mordidos por los licántropos.
-La criatura que ha nacido, ¿dónde está?- Macqueen miró a Mike sin comprender y este encogió los hombros como respuesta.
-No vi ninguna criatura.- empujó al hombre que olía ligeramente a aguardiente.- Apestas a alcohol, tus reflejos están dormidos con esos brebajes que fabricáis en las mazmorras.
“Pero ya era tarde, la curiosidad de Macqueen hizo que palpase el vientre hinchado de mi madre.
-¡¡Buscad al recién nacido y dadle muerte!!- de una patada arrojó el cuerpo de mi madre al río y luego el de mi padre. Me invadió una ola de felicidad, ambos cuerpos se entrelazaron y bajaron por las frías aguas camino de un lugar donde yacer juntos. Nada les separaría.
“Los hombres salieron a la carrera, cada uno en una dirección. Junto a la orilla observando los cuerpos desaparecer, se quedaban Macqueen y Mike.
-Esa criatura debe desaparecer, el nacimiento de un ser entre ambas especies está en contra de los dioses. Humaniza a los hombres lobos y no son más que bestias.- negaba con la cabeza mientras golpeaba con su bota las piedras de la orilla.- Mike, júrame que la encontrarás y la darás muerte.
“En los ojos de Mike quise ver vacilación, la que no tuvo al matar a mi madre, la que no observé mientras formaba parte como espectador del maltrato al cuerpo sin vida de Omega. Macqueen le zarandeó, buscaba una respuesta y la quería ya.
-Yo mismo daré muerte al recién nacido.- sonó como una  promesa o una visión de lo que estaba por acontecer.
“Esa seguridad de la que hacía gala, le envolvió en cada una de las palabras pronunciadas. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y la certeza de quién me quitó la vida en mi primer “yo” se reveló ante mí como en una visión. Fue él le dije a Alfa que me observó con sus profundos ojos negros, confirmando lo que ya sabíamos pero habíamos olvidado.
“Mike se separó con un fuerte apretón de brazos de Macqueen y remontó el río con la certeza de saber el camino que tomar. Alfa y yo anduvimos como en un sueño, quizá no fuese necesario seguir sus pasos y podríamos a ver pasado a otra fracción del tiempo pero… anduvimos.
“Mike se puso a caminar con el cuerpo tensionado y los sentidos en alerta, parecía no saber donde iba, tan pronto subía como bajaba, giraba para la derecha como dos pasos más allá lo hacía a la izquierda, se paraba y miraba a su alrededor para seguir a un paso más decidido. Y entonces llegó a un bosque espeso lleno de zarzas y maleza y levantó una rama estratégicamente oculta y al alzarla un camino se abrió ante nosotros, atravesamos deprisa como si unas cuantas ramas pudiesen poner freno a dos entes, como éramos Alfa y yo. Esperamos observando la claridad del bosque al otro lado de mientras él olfateaba el aire, en busca de enemigos en las sombras.
“Cerró el paso y le seguimos. Llegamos a un claro donde se levantaban unas pequeñas cabañas de madera. Las mujeres charlaban animadas ante un pozo del que extraían agua y los niños jugaban con palos y arcos entre las casas. Un niño dio la señal de alarma ante la presencia de Mike. Las risas cesaron y las miradas se tornaron tristes. Mike no disimuló que traía malas noticias. Una mujer anciana se acercó a él con paso rápido. Él se agachó y le dijo unas sutiles palabras en el oído y después la abrazó con fuerza, la mujer rompió a llorar. Un hombre en la distancia al ver la imagen dudó en acercarse pero al final lo hizo y arrancó de los brazos de Mike a la mujer que se desvanecía de pena, sin antes dedicarle una mirada gélida. Siguió andando entre la gente camino de la casa más alejada. Una mujer esperaba en la entrada. No se dijeron nada, se miraron y él entró. Todo era tan frío.
“Entramos tras ella y vimos como ponía ante la mesa donde se había sentado un vaso de vino y un plato de carne guisada. Se sentó en la silla más alejada.
-Murió Omega, hace unas horas.- ella asintió, en su mirada no había nada, ni alegría ni tristeza, era indiferente ante la presencia de él. No albergaba cariño ni odio; resignación, creo que eso era lo que había en su gesto y en su postura.- Se lo buscó él solito.
“Ella se movió incomoda en la silla, estaba claro que Mike había impuesto su voluntad de líder y nadie estaba de acuerdo con sus decisiones. La puerta se volvió a abrir y dos niños pequeños entraron a la carrera y se arrojaron sobre los brazos abiertos de Mike. Inconfundibles los niños, inconfundibles sus miradas y sus cabellos. Un niño moreno y otro rubio. Alfa me miró al comprender que aquel niño de ojos negros y profundos con cabellos oscuros no era otro que él y el rubio su siempre amigo Beta. Eran mellizos, por eso a lo largo de todas sus vidas habían estado siempre tan unidos.
“Allí nos quedamos sin escuchar, como ante una pantalla muda, observando los juegos de un hombre con sus dos hijos. Estábamos tan sorprendidos.
-Beta y tú siempre habéis sentido un profundo respeto por Mike. Tú eres el alfa de tu manada pero has permitido que su presencia tenga tanto peso como la tuya, sus órdenes se respetan, se obedecen como si fueran tuyas. Mike no ha vuelto a ser alfa en ninguna de sus vidas, ha insistido que fueras tú, incluso cuando le correspondía a él por nacimiento y lo rechazó a tu favor, a pesar de tú negativa. Siempre os ha protegido y mantenido juntos a Beta y a ti. Pero nunca volvió a ser vuestro padre en otra vida, ha sido amigo, hermano y pariente cercano… Ni alfa ni padre.- pensé y pensé en esta idea y seguía teniendo claro que Mike era el único que recordaba mucho más de lo que aseguraba.
“Una sacudida nos sacó de la habitación empujándonos al vacío cuando Mike se dio la vuelta y nos miró a los ojos: “¡Iros!” nos gritó. Sentí tanto miedo que cogí con fuerza el pelaje del cuello de Alfa, este gruñó ligeramente pero no a mí sino al Mike que se perdía en una habitación oscura.

Entradas populares de este blog

El otro hijo

TIBIO TÉMPANO DE NUESTRA CALIDEZ.

Con esta novela me sucedió como con otro escritor que voy leyendo a cachitos, porque son amantes de los diálogos monologuistas, largos y con pocos puntos y aparte. Qué ocurre con esto, pues que se trasforman en páginas y páginas en el eBook, agota la vista y distrae. Empecé leyéndola en el móvil porque me quedé sin luz en mi eBook, pero era muy largo los textos, se hacía pesado, lo dejé por cansancio ocular, ahora sigo las órdenes tajantes de mi familia y amigos, << ¡Cuídate la vista!>>. Llegué a casa y la descargué en el libro electrónico, pero tengo una costumbre, la primera imagen que público es cuando comienzo la lectura, no repito la foto, por eso la imagen no encaja con mi habitual protector florido tan característico en mí. Me enganchó mucho ese primer discurso que nos narra el escritor en boca de Moreno Cabello, que no le gusta nada los medios y se nos presenta como una mujer ruda, profesional y solitaria. Es cierto que la perseverancia de esta investigad...

La quinta víctima