Ir al contenido principal

Capítulo 34




López se colocó delante de mí y gruñó a los lobos pero un silbido suave de Mike le hizo relajar la postura pero no se retiró ni un centímetro. Mike volvía a ser el de siempre, yo no podía seguir ignorando lo que mis ojos captaban y mi mente no  razonaba.
-Tu hermano no se conformaba con vivir a mi lado como un simple humano. Nuestra longevidad no es mucho más larga que la vuestra pero si es cierto que envejecemos más despacio o el paso del tiempo hace menos estragos en nosotros. Eso no le preocupaba, le atormentaba que hubiera una parte de mi vida alejada de la suya, él era un mero observador, y siempre corríamos el riesgo de que mi naturaleza animal un día superase a la humana y me perdiese en ese mundo de aullidos y lunas llenas. Desoyó todo lo que le dije, prefirió escuchar a charlatanes renegados de sus clanes que malviven contando historias que ni ellos mismos saben si son ciertas. Pero de todas esas voces, una de ellas cobró fuerza y una noche me mintió para realizar el mayor acto de amor. Su alma abandonó su cuerpo y vago libre durante segundo por una habitación sucia y mal ventilada, esas fueron las últimas palabras que escuché de sus labios, cuando me llamó entristecido. Salió de allí con los bolsillos y las cuentas vacías y el corazón roto por no alcanzar su sueño, ser como yo. Venía en su moto a gran velocidad, quizá enfurecido, frustrado o dolido y no vio la curva. Los sanitarios declararon su muerte al llegar al lugar, nada se pudo hacer por él,…
López da unos pasos y se enfrenta a la mirada de Mike que a la vez busca la suya. Se quedan durante unos minutos en una unión perfecta y el tiempo parece detenerse, no hay viento que meza las ramas de los grandes árboles ni pájaros que rompan ese momento de recogimiento.
-Y entonces…-sigue como si tal cosa, el segundero vuelva a marcar su tic-tac monótono y cansino.- Llegó Alfa a la morgue y me recordó lo que yo había olvidado,…-me mira con los ojos llenos de lágrimas, unos ojos profundos y marrones, tiernos y dulces.- Que tu hermano era uno de los nuestros y se merecía ser tratado como un miembro de la manada. Pedí que viniera un amigo nuestro para tratar su cuerpo, no hubo ningún problema porque después de tatos siglos siendo lo que somos, una de las cosas que hemos aprendido es a situarnos. Gracias a esa decisión tomada a última hora, descubrimos…- me coge de las manos y me las acerca a su pecho, yo no opuse resistencia, sentía la presencia de López y me daba la seguridad que todos aquellos majaderos me quitaban.- Ten la mente abierta, ¡vale!
-Solo puedo prometerte que lo intentaré.- y era más de lo que se merecía ninguno.
-Nosotros no morimos como los humanos…-¡madre mía! Mente abierta y paciencia, mucha paciencia.- Somos dos almas, y dos cuerpos.- tragó saliva y miró a los lobos.- Podemos dejar nuestro cuerpo y seguir viviendo como lobo, no al revés. Si el lobo muere, el hombre también. - me soltó las manos y se mesó el pelo.- Lo que tu hermano creyó un fracaso, fue todo un éxito pero no tuvo tiempo de comprenderlo. Ser uno de nosotros supone un enorme esfuerzo para controlar los sentimientos, somos viscerales, impetuosos, en los primeros años, luego aprendemos a coexistir con las dos naturalezas. Tu hermano no tuvo tiempo, yo no estaba cerca para ayudarle, para darme cuenta que lo había logrado.
-Me estás diciendo que su cuerpo murió pero él, su alma, su energía, de la que tanto me has hablado, se fue… ¿?- Mike se agachó, acarició y besó la enorme frente de López.- Ja, ja, ja…
Mi risa desconcertó a todos, lobos, López y Mike. ¿De verdad pensaban que estaba creyéndome todo aquello?
-¿No me crees?- era una pregunta retórica cargada de tristeza.
-No soy mujer de ciencia, pero demuéstramelo.-se miraron entre ellos.
-Puedo preguntarle un secreto que solo sepáis vosotros dos, algo que nadie conozca.- dijo Mike entusiasmado con la idea y una mirada complice a López.
-¿Cómo sé que mi hermano no te ha contado todos nuestros secretos?
-Entonces no tendrás más prueba que mi palabra. Podrías perfectamente hablar con él, si estuvieras en sintonía con tu naturaleza,… Desde que nosotros existimos, tú has convivido en nuestras vidas.
-Me estás diciendo que tengo parte de alma lobezna.
-Tú eres más que nosotros, y más que esa apariencia anodina donde te ocultó tu madre. No sabemos cómo llegaste a la casa de un Osorio pero si lo pensamos bien, era el lugar más seguro, nadie te buscaría entre sus muros. Teniendo en cuenta que al que crees tu padre, renegó de ser quien era por su cobardía, se rompió ese vínculo que os une a los cazadores. Nadie fue en busca de tu hermano para empezar su adiestramiento, quedó estigmatizado como cobarde. “De tal palo tal astilla”. Estabas segura.
-¿Qué pasó con mi padre?
-Tu hermano descubrió que vivía o malvivía como mendigo. Aunque se le vio durante muchos años con algunos renegados de los nuestros.
-¿Quién son renegados?
-Los que no respetan las reglas de las manadas, los que se enfrentan a alfa y pierden…- pensé en su hermano.- Cada manada está formada por unos veinte miembros, en cada manada hay un alfa. Nosotros vivimos respetando nuestras dos naturalezas y como nosotros muchos otros, pero hay algunos que acarician la vida de lobo como la única verdadera pero lo hacen de una forma salvaje y descuidada, poniendo en peligro la supervivencia del resto.
-Y atacáis a los humanos y…
- ¡Noooo!- resopló enfurecido.- No atacamos a nadie. Estas tierras son nuestras, hasta donde alcanza tu vista nos pertenecen. Durante años hemos convertido estos parajes en refugio para los nuestros, está protegido por la ley, es una reserva natural.
-Entiendo.- quise tranquilizarle, volvía a tener esa mirada peligrosa y esa sonrisa quebrada.
-Si fueran inmortal en alma y vivieras una y otra vez siendo consciente de esto ¿Qué tendrías después de miles de años?
-Conocimiento, y agotamiento.- sonreí divertida.
-Poder y dinero.-dijo muy serio.- Eso tenemos nosotros. No se puede sobrevivir sino controlas el mundo, sino proteges los intereses de la manada, tus intereses, al fin y al cabo; vas a nacer una y otra vez siendo lo que eres. Depende como uses ese poder y ese dinero, afectará de una forma u otra a la humanidad.
-Y la humanidad, ¿os deja vivir?
-Somos bichos raros. Los cazadores se crearon para eliminarnos porque somos engendros que bajo la vista de
Dios no debimos ser creados, aunque dudo que se meta en tales asuntos. Sus conocimientos pasan de generación a generación. Sus artes para reconocernos también se perdieron con estos años de paréntesis que hemos vivido, o quizá hemos aprendido a escondernos de ellos con maestría. Lo mismo que nosotros pensamos que ellos lo habían dejado, ellos creyeron que aquella pareja de lobos que mató los antepasados de Macqueen, fueron los últimos de nuestra especie. Lo mejor de todo es que tú desapareciste entre los textos de los libros, en los manuscritos de las abadías…
-¿Yo?
-Sí, tú. El arma de doble filo. Nosotros dejamos de hablar de ti para que nadie te eliminase y tuviésemos una oportunidad de lograrlo, y ellos dejaron de mencionarte y buscarte para que renunciásemos a la “opción”. Te convertiste en una leyenda que se perdió en los estantes polvorientos.
-¿Opción? ¿Lo vuestro es reversible?
-No estoy del todo seguro pero creo que sí.
-¿Por qué me olvidasteis? ¿Cómo no seguisteis buscándome?
-Me he reencarnado miles de veces, igual que Alfa, Beta, Zeta y Gamma, siempre hemos sido miembros de la misma manada, lo mismo que Delta y Orfibia. Pero solo recuperamos nuestras vivencias anteriores cuando nos acercamos a ti. He sido médico, abogado, militar, granjero y he tenidos tantos “yo” que no alcanzo a enumerarlos todos, pero solo cuando te vi por primera vez, fui consciente de todos mis “yo” anteriores.
-¿Hasta que no me viste no supiste que eras… digamos inmortal?- meneó la cabeza pesaroso.
-Sé lo que soy desde que nací. Mi padre me sentó en sus rodillas y me dijo: “Mike lo que te voy a contar ahora no debes revelárselo a ser alguno, por mucho que lo ames o confíes en él.” Y de una forma infantil me relató lo que era y como mi vida iba a cambiar a los dieciséis años y como me ayudaría a estar preparado para recibir a mi otra mitad, porque es cierto que nos sentimos incompletos, algo nos falta sin saber qué es.
-¿Por qué no te lo contó todo? Es decir, lo importante, mi persona y lo que supuestamente soy capaz de hacer.
-Has estado siglos sin aparecer en nuestras vidas. Tu recuerdo se pierde en la distancia, nuestro último “yo” que te vio apenas intercambio una palabra contigo, los recuerdos que pudieron alcanzarnos fueron breves pues moriste en seguida. Y luego no hubo más contactos. ¿Dónde has estada? ¿Qué te sucedió? Son historias que no sabremos nunca, igual que desconocemos como nos puedes ayudar.
-¿Queréis dejar de ser lobos? Parece tan romántica vuestra existencia.- el lobo negro se movió incomodo.
-Alfa no piensa lo mismo.- Mike levantó la mano y sosegó su respiración. Yo miré el lobo negro, ¿aquel era Alfa?- Somos vulnerables, si matas al humano, el alma se encierra en un lobo, si matas al lobo, muere el humano y no se reencarna jamás. Vivimos en tensión, en un autocontrol constante, dominando los arrebatos de ira, rabia o lujuria. Sin contar con nuestra limitación para las relaciones sociales o la posibilidad de enamorarte libremente. Los lobos toman a una pareja, son fieles hasta la muerte a ella y a los cachorros. Nosotros solo podemos tomar una hembra de nuestra especie para tener descendencia, y esa hembra no es una cualquiera, ocupará el mismo rango que nosotros en su manada. - mi pregunta llegaba a mis labios cuando Mike me detuvo.- Podemos casarnos con humanas, pero jamás tendremos descendencia. Yo en esta vida he quebrantado todas las reglas pero los tiempos cambian,… en las otras jamás me emparejé.
-El primer hombre lobo gay.
-Licántropo gay. –sonrió tiernamente.
-¿Por eso Alfa nunca ha tenido pareja? Le falta su alfa hembra.
-¿Escuchas tras las puertas? Alfa tenía razón, eres muy curiosa.- iba a refunfuñar pero su risa se contagió en mí y lo dejé pasar.- No comprendemos lo de mi hermano. Supimos de su soledad cuando llegaste tú con tus once años y tu Nancy en la mochila, nuestras vidas anteriores llegaron como una revelación. Mi padre nos advirtió que si esto sucedía teníamos que cuidar como si de nuestra propia vida se tratase a ese ser, pero él no sabía por qué ni para qué. Yo recordé mi existencia como médico y mi dedicación al prójimo, así como en todas las anteriores siempre estuve dedicado a los demás; reconociendo que mi vida no estaba junto a una mujer, era ilícito pensar en compartirla con otro hombre, preferí la soledad. Vivir cerca pero alejado de la manada y volcarme en la humanidad. Hasta que esta vida me brindó la oportunidad de conocer a tu hermano.-siempre supe que se amaban pero nunca hubiera imaginado lo que mi hermano representaba para Mike, dejó de estar solo cuando él llegó.-  Beta con Orfibia y el resto de los amigos con sus respectivas parejas, todos menos Alfa que camina solo una y otra vez. Lleva emparejado con Orfibia desde que son niños, en esta vida,  aunque sabíamos de la atracción sexual que siente Beta y ella desde los dieciséis años, no supimos la verdad hasta que llegaste a mi piso. Se puede querer a alguien y no amarlo. La atracción física que sintieron de niños, desapareció hace tiempo pero Alfa es…
-Mal rollo las relaciones de a tres. ¿No lo supisteis la primera vez que me visteis lo de Orfibia?- estaba apurado hablando de la alcoba de otros. Hubiera sido divertido si no fuera tan macabro todo.
-Se necesita estar junta a ti mucho tiempo para que todos los recuerdos te alcancen. Yo recordé mi vida, no la de Alfa o sus amigos. Y la primera vez os visteis escasos segundos y en un parque infantil y fue un experimento mío que no confesé a tu hermano, aunque por aquel entonces llevábamos poco tiempo y no le conté toda la verdad. Eso es algo que no se dice en la primera cita. - asentí, ni en la primera ni en la segunda. “¡Hola soy un licántropo! Por cierto tu hermana pequeña me da buenas vibraciones.” Mal rollo.- Fue cuando viniste a vivir junta a ellos cuando todos recordaron. Comprendes la frustración de Alfa. Orfibia le declaró su amor por Beta y bueno no se lo tomo del todo bien… digamos que…
-Veo tu apuro. Tranquilo. Puse a cada uno en su lugar sin yo saberlo.
-Digámoslo así.
-Y qué se supone que debo hacer yo. Aullar a la luna, meditar las noches de luna llena, desparasitaros… ¿qué?
-No lo sé.- dijo con la mirada perdida en la mía, intentando ver más allá de mi iris en lo más profundo de mi alma.
Y entonces López me lamió la mano y comprendí que aquel animal grande y peludo era mi hermano o tenía el alma de mi hermano, que aquellos lobos que me miraban expectantes buscaban de mi la liberación de un estado sobrenatural e incomprensible para una muchacha de Valladolid. Que yo era un tipo de talismán o pócima.
Y corrí, me alejé de ellos y me senté en este banco de granito a poner mi cabeza en orden, a valorar si todas esas locuras me las creía y si estaba dispuesta a asumir un papel casi de salvadora sin saber lo que todo aquello representaba.

Entradas populares de este blog

El otro hijo

TIBIO TÉMPANO DE NUESTRA CALIDEZ.

Con esta novela me sucedió como con otro escritor que voy leyendo a cachitos, porque son amantes de los diálogos monologuistas, largos y con pocos puntos y aparte. Qué ocurre con esto, pues que se trasforman en páginas y páginas en el eBook, agota la vista y distrae. Empecé leyéndola en el móvil porque me quedé sin luz en mi eBook, pero era muy largo los textos, se hacía pesado, lo dejé por cansancio ocular, ahora sigo las órdenes tajantes de mi familia y amigos, << ¡Cuídate la vista!>>. Llegué a casa y la descargué en el libro electrónico, pero tengo una costumbre, la primera imagen que público es cuando comienzo la lectura, no repito la foto, por eso la imagen no encaja con mi habitual protector florido tan característico en mí. Me enganchó mucho ese primer discurso que nos narra el escritor en boca de Moreno Cabello, que no le gusta nada los medios y se nos presenta como una mujer ruda, profesional y solitaria. Es cierto que la perseverancia de esta investigad...

La quinta víctima