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Capítulo 32




Llevo como media hora sentada en este banco de granito mirando un rosal marchito por la helada que cae en este paraje perdido de la montaña. Rodeada de grandes picos rocosos coronados con nieve y sin pueblo a la vista ni medio de escapar, soy prisionera, sin duda alguna. No puedo ubicarme y se me olvidó preguntarle a Mike dónde nos encontrábamos, y ahora no voy a ir porque le dejé plantado en medio del camino de arena después de escuchar durante unas dos horas su idea de la reencarnación y la naturaleza del alma humana. No me puedo creer que mi hermano no fuera consciente del estado perturbado de su novio, a mí me han sobrado minutos y el estuvo años.
Le prometí a Mike prestarle mis oídos pero no estar abierta a majaderías ni nada de que fuera en contra de mí persona. Él asintió.
El castillo está repleto de gente que va y viene, todos me miran con curiosidad y yo les observó intentando averiguar qué es lo que tanto les fascina de mí. Me esperaba a las once y medía en la puerta trasera a la que se accedía por la cocina, pero me perdí, ¡qué raro en mí! Visto un pasillo y vistos todos. Son todos iguales, las mismas armaduras y los mismos estandartes, antorchas, escudos y espadas copias calcadas las unas de las otras. Con tal decoración es complicado saber si en algún momento has pasado por allí antes, pues pareces caminar en línea recta por un pasillo sin fin. Entré en un vestíbulo que daba paso a una pequeña biblioteca y cuando me dispuse a salir, por la puerta de enfrente entraron Mike y Alfa, no me llegaron a ver porque entorne deprisa para dedicarme a lo que mejor se me da ahora, espiar.
-Alfa vuelvo a preguntarte ¿Cómo conocía el nombre de Delta cuando salió de ese trance en el que se sumió?- gesticulaba con violencia Mike al sentirse incomprendido por un hermano tozudo y terco.
-Siempre está escuchando detrás de las paredes y puertas. Es lo más parecido a una almorrana. Le dices una cosa y hace lo contrarío.- Alfa parecía más enfadado que nunca.- Lo escucharía en cualquier momento. Es bastante lerda en procesar las cosas… lo soltó de golpe como hace con todo.
¿Estaba diciendo que yo era lerda? Ya tenía colocada una cruz negra justo al lado de su nombre y no se la iba a quitar ni Rita la cantaora.
-Eres injusto con ella. Has estado en contra siempre y no has hecho nada por intentarlo. -se dejó Mike caer en el sillón abatido.- Lo último que recuerda de ti es como la disparabas. ¿Cómo iba a saber eso si no es ella?
-Yo no…- aquello pareció desconcertar a Alfa y se sentó en el otro sofá con la vista pérdida en el tiempo.- ¿Recuerda eso?
-Ella no recuerda, lo ha visto en una especie de sueño o trance, pero no son sus vivencias, son las de otra persona… piensa que es un sueño extraño.
-Es más complicado que las otras veces ¿por qué?
-Creo que han pasado muchos años y por alguna razón que desconocemos, su memoria no es como la nuestra, es más frágil.
-Piensas ¿Qué se agota el tiempo?
-Me temo que sí. No quiero ser alarmista pero quizá ella sea nuestra última esperanza.
-Pues es más tocina… ¿Qué recuerda?
-Nada. Son fragmentos tan pequeños y solo recuerda los últimos. Aquellos donde nunca estuvisteis juntos.
-Los que moría cuando me alcanzaba…
Y si yo había malinterpretado las señales, y si no era una mafia sino una secta satánica; y si tener abierta la mente era algún tipo de orgía para engendrar al hijo del Apocalipsis… ¡Madre mía! Me había perdido parte de la conversación pero la últimas palabras me hicieron bajar a la Tierra.
-… cuando sepa lo de su hermano…- Mike levantó la mano y le hizo callar.
-Son tan diferentes. Su hermano desconocía sus orígenes pero…
-Te digo que es muy lenta. Beta, Zeta y Orfibia, a pesar de mis negativas se lo han dicho, pero ella habla de mafias, drogas y no sé qué pamplinas más.- Mike se rió con ganas.
-También me lo ha contado a mí.- me estaban predisponiendo para no prestarles mucha atención.
-Dudo que sea ella, aunque cierto es que las comprobaciones lo aseguran pero…
-Desde que conocí a su hermano y me la presentó y por aquel entonces era una niña sin rasgo alguno, lo supe. Cuando vinieron ella y su madre a Madrid a visitarnos, ¿recuerdas qué sucedió?- Alfa apoyó los codos sobre las rodillas y se masajeó el pelo con violencia.
-La presentí.
-Y era solo una niña de once años.-pues yo no recordaba a verle visto en mi vida.
-Puedes fingir que no es ella, puedes seguir soñando con una existencia normal al lado de Orfibia, pero ella…
-No me digas con quién puedo estar y con quién no.-dijo poniéndose en pie.
-Orfibia le pertenece a Beta y tú lo sabes.-hablaba con delicadeza.
-¡Déjame en paz! No tienes ni idea lo que supone tantos siglos solo, no son siglos, son milenios. Tú y todos habéis tenido familia, ¿yo?- se dirigió hacia la puerta por la que había entrado.- ¿Por qué no asumiste tú el papel de alfa en esta ocasión?
-Sabes de sobra que no funciona así pero entiendo tu frustración.
-No, no entendéis nada. Dentro de unos días todo volverá a empezar. En dos ocasiones han estado a punto de quitarla del medio…
-En ambas López lo ha impedido. Esta vez no será tan sencillo. Hay un pequeño matiz de la historia que no se repite.- Mike se puso en pie y cogió de los hombros a Alfa.- Un Osorio está de nuestro lado, y su corazón le pertenece a ella, nadie le va a convencer de lo contrario.
Cuando estaba en lo más interesante siento el aliento cálido y húmedo de López en mi nuca, no necesito girarme para saber que es él porque siento su lengua babosa por mi pelo suelto. Sin darme cuenta me he ido acurrucando mientras escuchaba una conversación que no me pertenece, en parte. Iba a ser pillada infraganti de nuevo y yo no era una chismosa ni una cotilla, no iba a dar la razón a Alfa. Nos escabullimos de allí y animé a López a orientarme en el camino al exterior. Nos entendemos a la perfección pues encabezó la marcha y salimos por una puerta en el lateral al tiempo que escuchaba abrirse la puerta donde segundos antes había espiado a ambos hombres.

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