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Capítulo 30




-Antes de que nos embarquemos en una complicada travesía. Debes despedirte de tus amigas.-se puso en pie y se dirigió a la puerta. Mis ojos mostraron incredulidad.- ¿No habías planeado unas macrovacaciones en mi casa?- puse ojos de corderito degollado y Mike sonrió tiernamente, como lo haría mi hermano tras pillarme en una travesura.- Zeta se las encontró en la verja de la urbanización el lunes por la tarde. Le amenazaron con llamar a la policía pues sabían perfectamente que te tenían retenida contra tu voluntad y que seguro te habían descuartizado pues descubriste que pertenecían a la mafia y que ultimaban un negocio muy peligroso en el que metiste las narices.
-¡¡Vaya, vaya!! ¡Qué imaginación más desbordante!-dije mal disimulando mi mano negra en toda aquella historia. Mike volvió a reír con ganas.
Me quedé sola dando vueltas en mi cabeza a la cantidad de majaderías que me estaba inventando y que causaban una angustia terrible en mi interior, tenía que ver las cosas tal y como eran, como habían sido siempre, sencillas y sin subterfugios. Pero que difícil son las cosas cuando no sabes cómo volver al sendero de la cordura. Fue entrar por la puerta mis amigas y escuchar esa vocecilla sobre mi hombre que me alertaba del gesto oscuro, digo oscuro porque no puedo concretar en una palabra como era, un poco de misterioso y de difícil comprensión. Sara y Laura me dieron un beso frío falto de esa camarería que llevábamos toda la vida compartiendo, éramos amigas desde antes de nacer pues nuestras madres ya paseaban sus barrigas abultadas por el parque juntas, fueron las primeras voces que escuché antes de que supiéramos hablar.
Me recordó la película de “Los invasores de los ladrones de cuerpos”, una película de terror que vi con mi hermano y todavía hoy me produce pesadillas. Los humanos se duermen y de una vaina alienígena, sale una réplica exacta del durmiente pero sin sentimientos. Parecían mis amigas pero les faltaba un no sé qué.
Daniela y Paula estaban emocionadas con los días de paseo por el monte, tanto en bicicleta como a caballo, acompañadas por algunos de los amigos de Mike, que eran guapos, divertidos y no tenían ninguna de las muchas taras con las que yo los había descrito con tan poca veracidad. Estaban  entusiasmadas y no dejaron de contarme atropelladamente todo lo que habían disfrutado en mis días de durmiente, interrumpiéndose la una a la otra para puntualizar detalles sin la menor relevancia.
Marta por el contrarío permanecía callada y sonreía divertida ante las anécdotas, pero su actitud era la de una amiga preocupada por algo. Sara y Laura estaban tensas como si alguna de aquellas historietas fuera una revelación en mi oscuridad mental, más lejos de la realidad pues no sabía lo que se estaba fraguando a mí alrededor. Cortaban constantemente para recordar que tenía que descansar y que no me agobiasen con historia pueriles.
-…hemos dormido como lirones…- dijo Daniela entre risas por algo que no escuché, porque sencillamente llevaba un buen rato sin escucharlas, miraba sus rostros e intentar descubrir lo que tanto me inquietaba. Lo de dormir fue lo que llamó mi atención. Dormir. Dormir.
Y entonces me di cuenta que lo estaba volviendo hacer, estaba dudando de mis amigas de los únicos pilares que tenía mi vida y reconduje mis pensamientos. Volvió la jovialidad y no me fijé en si estaban más o menos serias o si arqueaban una ceja o fruncían los labios, aunque vi que lo hacían hasta en tres ocasiones. Ya en la despedida, la única que no dijo nada y solo sonrió, esperó a que todas me dieran un beso y se despidieran de mí para acercase y abrazarme con fuerza, excesiva fuerza pues sonaron unas cuantas vertebras de mí espalda. Y entre susurros me dijo: “Algo raro está sucediendo. Sara y Laura ya conocían a los amigos de Mike. Ten cuidado.” Salió de la habitación sin mirar el asombro dibujado en mis ojos y mi rabia contenida contra Mike y todos sus amigos. La cabeza de Sara asomó por la puerta.
-He disfrutado como nunca de la lectura, tu amigo Mike tiene una biblioteca impresionante y los libros que te ha dejado sobre la mesilla, son sin duda una joya entre todos los que posee.- me lanzó un beso y cerró dando un portazo.
Me giré con desgana para mirarlos pero no estaba para leer, quería respuestas y si Mike no regresaba en media hora para dármelas, me levantaría de la cama e iría en su busca. Se terminaron los juegos, se acabó ser ratón, quería convertirme en gato y comerme a todos y cada uno de los miembros de aquella gran madriguera de roedores.
Pasaron quince minutos y otros quince, fui recuperando la calma pero no dejaba de mirar de reojo el reloj y pasada la media hora cuantas más ojeadas le daba, el parpado superior del ojo derecho aumentó su temblor y el labio dibujó un ictus nervioso que consiguió que me doliesen las mandíbulas y los pómulos.
Cansada de esperar y con el deseo de no tirarme al cuello de Mike sin obtener respuestas, cogí los libros que tan amablemente me había dejado sobre la mesilla. La verdadera historia de Peter Pan, miedo me daba saber que se escondía tras la historia infantil de un niño con mayas verdes. La verdadera historia de Blanca Nieves y los siete enanitos; mis amigas y yo habíamos visto la verdadera película de esta excitante historia un fin de semana en mi casa cuando mi madre se fue a jugar al bingo con sus amigas, ¡qué enanitos y qué bien dotados estaban todos!, pero conociendo a Mike podía estar o muy cerca de una historia erótica o totalmente opuesta y ser una versión macabra como la de Cenicienta.
Pero como la espera era larga y mis pajas mentales me estaban llevando a todo tipo de lucubraciones absurdas, cogí el libro de Peter Pan y me puse a leer por encima, es decir leyendo con interés los devaneos mentales que alguien escribía en el margen de las hojas, alguien mucho más lunático que yo. Tenía que averiguar si aquella letra era de Mike pero de una forma sutil.
Cuando terminé y levanté la vista en la última página del libro, Mike estaba sentado en la esquina de mi cama, observándome con interés.
-¿Te ha gustado?-una pregunta como la que realiza un entrevistador para relajar el ambiente y soltar la que verdaderamente interesa.
-¿Está letra de los márgenes es tuya?- yo por sutilidad entendía una pregunta sin preámbulos. Sus ojos se achinaron como intentando adivinar cuál era la respuesta correcta para alguien que saca punta a todo.
-Sí.
-¡Joder! Estás peor de lo que yo hubiese imaginado, y ¿mi hermano sabía lo retorcido que eres?- si crees que las personas que te rodean están tramando algo contra ti, lo mejor es cizañar. Me di cuenta de que no era yo muy inteligente.- Describes a Peter Pan como un ángel que lleva a los niños que no pueden entrar en el Cielo, una vez que han muerto o están en coma, a un limbo. Wendy es una niña que está moribunda y por eso se encuentra entre los dos mundos y el capitán Hook es una especie de espiritista que intenta llevarse esas almas infantiles que todavía pueden regresar a sus cuerpos. ¡Madre mía! Ni leyendo mil veces cada estrofa hubiera sacado tal cosa, es más, sabiendo lo que piensas de este libro, sigo sin verlo.
-¿Por qué no crecen los niños?-intenta entablar un debate que no puedo permitirme.
-Es un mundo de fantasía, yo que sé por qué no crecen.
-Las almas nunca envejecen una vez que se liberan de su cascara.
-Para, para… no me toques las narices hablando de muertos, almas ni cascaras. ¿Somos meros contenedores? Es una pregunta retórica, ni me contestes. Va a resultar que esos tarados son los más cuerdos del grupo.- farfullé. López levantaba las orejas y me observaba con detenimiento, mi estado agitado le estaba inquietando.
-Imagínate que yo tengo un gran secreto que debo pasar de generación en generación, pero en cualquier momento puedo morir y mi secreto desaparecer conmigo y es de vital importancia su conocimiento. ¿Qué harías en ese lugar?
-Esto es un juego de esos mentales que los psiquiatra utilizan para dar vuelta a la tortilla.- le achiné los ojos tal y como hacían todos cuando yo les tocaba la fibra sensible.
-Lo escribiría en un papel y se lo entregaría a un abogado que a mi muerte se lo revelara a mi sucesor.- solucioné el dilema.
-Los abogados se comprar, los documentos se destruyen. Una vez que alguien conoce un secreto del que no desea su existencia hará lo imposible por eliminarlo.
-Pues  se lo digo antes de morir. Evito que sea un secreto, lo divulgo a los cuatro vientos.
-Ese secreto es un cuchillo de doble filo, para ti y los tuyos es la “opción”, para el enemigo es tu perdición.- estaba claro que hablar sin decir nada era la tónica de aquel grupo.- Digamos que durante muchos años, casi siglos, todos conocieron el secreto y los que se hubieran beneficiado, llegaron tarde. Los malvados tienen ojos en todos los lugares y oídos en cada rincón.
-¿Según tú que hay que hacer?- cansada de que jugara conmigo, estaba claro que no tenía ni idea de convertirme en gato y como ratón eran penoso, caía en la ratonera sin necesidad de queso.
-Esconder el secreto a la vista de todos, pero solo los ojos expertos podrían encontrarlo. En cada historia, en cada leyenda, cuento o dibujo, un fragmento del secreto. Como un gran puzle, necesitas todas las piezas sobre la mesa e ir encajando cada una de ellas para tener una imagen con sentido.-no iba a decir ni pio, me limité a mirarle para que continuara hablando.- ¿Cuál fue el problema? Que los que hicieron aquella obra de maestría fueron asesinados antes de que pudiesen revelar cómo alcanzar el secreto. Cuando los años pasaron y se olvido la existencia de una posible “opción” era tarde. El secreto se había ocultado a la vista de todos, en los estantes polvorientos de una biblioteca de un gran castillo pero años de complicaciones habían llevado a vender libros y manuscritos sin reparar en su verdadero valor. Vivimos años sin preocuparnos de nada, sabiendo que somos únicos y si guardamos la compostura continuaremos una existencia…
-¿Me estás diciendo que en los libros que he estado leyendo hay un secreto…?
-Estoy casi seguro de que es así pero no a ciencia cierta. Somos una generación nueva pero vivimos sin conocer nuestras raíces desde hace tres siglos. Sabemos lo que somos, conocemos las consecuencias de ser lo que somos pero no si podemos liberarnos de nuestra existencia.
-Y a parte de lunáticos, tarados y peleles, ¿qué sois?-sus ojos se cerraron y respiro profundamente. Estaba enfadada, molesta con quien yo pensé era miembro de mi familia, no comprendía lo que Mike me estaba contando y para mí eran los desvaríos de un loco.- ¿Mi hermano conocía tus paranoias?
-Tu hermano me ayudó hasta el final. Nuestras vidas estaban predestinadas a unirse y él fue la pieza fundamental para comprender que no era un necio.
-¿Quién mató a mi hermano? Y no me tomes por tonta, me rechinan los dientes cuando me contáis lo que vosotros creéis que es lo mejor para mis delicados oídos.
-Nadie mató a tu hermano, que se te meta en la cabeza, en esa cabezota dura. Si alguien hubiese tocado un solo pelo de su cabeza...- sus ojos se oscurecieron y su dentadura… había poca luz pero juraría que era más pronunciada su mandíbula y sus colmillos algo más grandes y puntiagudos; parpadeé varias veces y aquel efecto algo terrorífico desapareció, no así la mirada fría y letal de Mike, nunca me había parecido más extraño que en aquellos escasos segundos.- Tu hermano es pasional, perdón era, no me acostumbro a que no vuelva a mi lado.- sonaba triste con un anhelo que se disipaba.- No entendía las cosas a medias, o estabas dentro o fuera pero no con un pie en cada lado de la línea.
-Cierto, ese era él.- “Si emprendes un camino hasta el final, no dejes nada a medias y menos cuando hay gente que depende de ti.” Su frase preferida.
-En eso sois parecidos.
-¡Qué va! Yo no rompo lanzas por nadie sino estoy en disposición de salir bien parada.
-No me han dicho eso. El otro día no te importó pegarte con un tipo que te triplicaba la fuerza y doblaba el tamaño para proteger a López.- una sonrisa de orgullo cubrió su rostro y yo me sonrojé, para disimular acaricié las orejas de mi lindo pulgoso. Luego con el tiempo caí en la cuenta que nunca les dije como era el fulano del monte pero eran muchas las cosas que no comprendían como para parame en aquello. – Prohibir algo a tu hermano era imposible y a pesar de saberlo después de años de convivencia juntos, siempre pensé que en aquello me obedecería pero no lo hizo y se puso en contacto con gente indeseable que le hizo creer…- las palabras se ahogaron en su garganta y sin mediar palabras se levantó y salió de mi habitación.
Mi boca estaba seca de respirar por ella precipitadamente, estaba agitada, escuchaba con tanta ansia para poder entender algo que me sudaban las manos y me palpitaban los oídos. Abrí la botella que descansaba sobre mi mesilla y bebí el medio litro sin coger aliento. Entonces me invadió un sueño plomizo, los brazos me pesaban y las piernas no las sentía, me recosté entre los almohadones y me dormí. Caí en un sueño agitado de persecución por una pradera verde y húmeda, tras de mí hombres en carreta con los rifles señalándome.

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