Ir al contenido principal

Capítulo 29




Sola de nuevo. López por fin acurrucado en la cama después de no sé cuantas vueltas que me han mantenido alerta para evitar que me pise de nuevo, empiezo a dar vueltas a un plan de acción. ¿Qué tengo que hacer a partir de ahora? con la vista perdida en el techo de madera de mi nueva habitación, me doy cuenta que no tengo en quién confiar. Mis amigas de toda la vida, tenían una actitud muy familiar con los amigos de Mike y éste me esconde muchas cosas de mi hermano, me miente. No tengo muy claro quién es quién en este momento. Tengo que pensar deprisa, en breve entrará Mike con mis amigas por la puerta y tengo que fingir asombro, pero también turbación y un poco de enfado, no se me dio bien nunca sobreactuar, se me va a notar. Finjo la situación pero se me antoja ridícula, gesticulo mucho con las manos y si las dejo quietas no sé qué gesto poner, son muecas grotescas donde desencajo la mandíbula. ¡Señor! Y digo yo: ¿qué necesidad tenía todo el mundo de complicarme la existencia? Yo andaba por mi Valladolid feliz, con un atolondrado que empapeló media facultad con mi imagen y un pelma que me asustó una noche en un portal oscuro, digamos que no fue él mismo, para no ponerlo tan idílico, pero que era eso en comparación con tanto secretismo y miedo, porque los amigos de Mike me han metido el susto por la medula. Siento que todos me engañan, me esconden la verdad y ninguno es lo que dice ser. Dudo de la bondad de Mike, de la amistad de mis amigas y de que las verdaderas intenciones de Alfa y sus panolis compañeros sea la de protegerme, me han pasado más cosas con ellos que en toda mi vida en Valladolid.
Y en eso estoy cuando se abre la puerta y me preparo para mi representación mediocre de mujer sorprendida. Pero me sale a las mil maravillas porque por la puerta entra el mal encarado Alfa con la banda de alelados. Estiro el cuello, esperando la aparición de Mike y de Sara o Laura como representación del grupo más intimo de toda mi vida, pero es Gamma el último y el encargado de cerrar la puerta. Mi estupor se refleja en mi cara y en mis palabras que se quedan enganchadas en mi boca, y tartamudeo sin atinar a decir nada, porque tampoco puedo decir nada sino quiero revelar que me he levantado y espiado por la balaustrada de las escaleras.
-Delta nos ha dicho que estabas despierta y… -mira a Beta que encoge los hombros.- Y que estabas bien pero te noto algo desubicada.
-¡Ffff!- farfullo sin yo entender lo que termino de decir y me froto la frente nerviosa, vamos ni en mis mejores sueños hubiera hecho mejor actuación de desconcierto que se va transformando en enfado.- ¿Vosotros sois “todo el mundo”?-pregunto en un tono irritado.
-¿Qué clase de pregunta es esa?-Gamma siempre tiene un tono de aburrimiento como si mi presencia fuera una agotamiento porque no llena o satisface.
-Delta me dijo que iba a avisar a todo el mundo de mi resurgir de los brazos de Morfeo.- sacudo las mantas con rabia.
-Pues “todo el mundo”-señala con la mano a todos y cada uno de ellos- … ¿A quién echas de menos?- los ojos de Alfa se achinan.
-Supongo que a nadie.- y me recuesto contrariada. ¿Qué puede significar que no suban Mike y mis amigas? ¿Fingir que no han llegado? Pero  ¿Por qué?  -¡¡Aaaah!!- grito inconscientemente para liberar la rabia pero esto provoca una reacción entre ellos, sus pupilas se dilatan y noto una tensión en los músculos de sus brazos, incluso en sus cuellos que parecen más anchos. - ¡Genial! Todo está bien no os preocupéis.
Pero me miran con esos grandes ojos y con el semblante serio mas por la comisura de su boca se ve el reflejo de sus dientes excesivamente blancos. Tamborileo los dedos sobre el lomo de López mientras me taladran con sus ojos mis entrañas, no entiendo qué buscan de mí, qué pretenden que haga o diga, pero este duelo de miradas lo gano yo, uno a uno bajan los ojos a mi edredón y se pierden por sus enrevesados bordados dorados sobre esta tela roja. Todos menos Alfa que continua profundizando su escrutinio por mis ojos abiertos como platos, aunque empiezan a llorarme, llevo segundos sin parpadear.
-¿Hay algo que quieras preguntarme?-dice por fin rompiendo el insoportable silencio.
-¿Sobre qué?- replico a Alfa.- Mis preguntas se contestan con evasivas o absurdas metáforas.-pero guarda silencio. Y me doy cuenta que no puedo jugar al rato y al gato con alguien que es un maestro y lo ha convertido en deporte.- ¿Está Mike aquí?
-Sí.- creo que no esperaba la respuesta porque le miré estupefacta. Lo que aumento su diagnostico de que estaba algo aturdida de mis días de durmiente.
-¿Por qué no ha subido a verme?
-Fue a buscar algo que te hará feliz. -encogió los hombros como si aquello a él le resbalase. Mi felicidad y mi presencia se habían convertido en un recuerdo ya olvidado, ahora todo recaía en las espaldas de Mike.
-Por fin te has liberado de mí.- dije entre mitad broma y mitad realidad. Su rostro demostró indiferencia pero no el movimiento nervioso de su mano, como un espasmo o un reflejo de coger algo que se escapa. Se dispusieron a salir sin decir nada, solo Zeta levantó la mano en plan saludo.- Por cierto ¿Cuántos días he dormido?
-Una semana.- no daba crédito, hubiera dicho uno o dos días pero siete.
Acaricie la suave melena de López y cerré los ojos, estaba tan llena de dudas que no sabía qué hacer. Dudaba de mi cordura ante la realidad que me imaginaba llena de confabulaciones, acuerdos secretos para cometer fechorías en contra mía, de que si no tanto ataque, agresión y negar lo que mis ojos habían visto tan claro como el agua,  pero lo peor era pensar que todo era un plan para que no descubriera cómo murió mi querido hermano, al cual me lo imaginaba agonizando sin que Alfa le prestase ninguna ayuda.
-Bueno, bueno. Mi pequeña bufalita, buena la ha liado.- la voz de Mike pronunciando el nombre cariñoso por el que mi hermano me llamaba produjo unos sentimientos contradictorios, nostalgia e ira en partes iguales.
Abrí los ojos y le vi acercarse risueño y alegre, con muchos libros en las manos que dejó sobre mi mesilla y luego me besó en la frente. Había algo en él diferente a nuestro último encuentro, una ilusión o esperanza o algo muy parecido, no el abatimiento con el que llevaba la muerte de mi hermano. Parecía a ver pasado página y si era así, yo no pintaba nada en su vida. Eran celos y rencor, yo no podía seguir adelante sin derramar lágrimas por su ausencia y él lo sustituía en escasos meses. Que mal estaba llevando mi paso a la madurez, ni yo me reconocía en mi pensamiento.
-¿Dónde has estado en este tiempo? Aunque se ve claramente.- cada palabra fue pronunciada con desprecio, para mí era un adultero, sé que es una locura, nunca se casaron ni nada de eso pero Mike era a efectos familiares la pareja de mi hermano y yo no lo había enterrado,  no me creía que estuviera muerto, no sentía ese vacío tan profundo que dejó mi madre, sentía la ausencia… era tan complicado de entender que ni yo misma me comprendía.
-Buscando respuesta.- contestó cauteloso mientras se sentaba al borde de la cama. Tenía las pupilas dilatadas y los dientes muy blancos. Nunca me había llamado eso la atención por lo tanto pienso que es algo que sucede desde hace poco.
-¿Qué os fumáis para tener las pupilas tan dilatadas y los dientes tan blancos? Leí una vez que la marihuana si la frotas en las encías blanquea los dientes…- la risa de Mike rompió mi hilo de pensamiento y con ella hizo tambalear mi muralla de enfado e ira. En el fondo era la única familia que me quedaba y llevábamos años compartiendo miles de cosas, sin contar a mi hermano.
-Me ha contado Alfa tu fijación con sus pupilas y sus dientes pero no le creí, es algo… exagerado, pero veo que esta vez tiene algo de razón. -encendió la luz de mi mesilla y la del techo de la habitación, la lámpara de aceite parecía solo decorativa. Se agachó a mi lado y me mostró los ojos, sus pupilas estaban más reducidas.- Adelis, en penumbra la pupila se abre para captar más la luz, es una lección de segundo de primaria.
-Siempre tan listillo.- pero no me fiaba.
-¿A qué te refieres con que “se ve claramente”?- era de esas preguntas que sabes que si contestas tienes mucho que perder, pero yo había lanzado la piedra.
-Te veo feliz, alegre incluso.- las palabras se me ahogaban en la garganta. Deseaba que rehiciera su vida pero no tan pronto, no hasta que yo lo hiciese, era egoísmo pero a la vez tenía miedo que si mi hermano nos miraba por un agujerito se sintiera triste por vernos superar su muerte tan rápidamente.
-No es lo que tú piensas.- sus ojos reflejaron tristeza.- Creo que te debo una explicación pero ni yo sé por dónde empezar.
-Te diría que por el principio pero me temo que esto vuestro viene de antes de que yo naciera.- una risa amarga que salió por sus labios apretados me quitaron las ganas de saber la vedad, y ¿si esta era peor que vivir engañada?

Entradas populares de este blog

El otro hijo

TIBIO TÉMPANO DE NUESTRA CALIDEZ.

Con esta novela me sucedió como con otro escritor que voy leyendo a cachitos, porque son amantes de los diálogos monologuistas, largos y con pocos puntos y aparte. Qué ocurre con esto, pues que se trasforman en páginas y páginas en el eBook, agota la vista y distrae. Empecé leyéndola en el móvil porque me quedé sin luz en mi eBook, pero era muy largo los textos, se hacía pesado, lo dejé por cansancio ocular, ahora sigo las órdenes tajantes de mi familia y amigos, << ¡Cuídate la vista!>>. Llegué a casa y la descargué en el libro electrónico, pero tengo una costumbre, la primera imagen que público es cuando comienzo la lectura, no repito la foto, por eso la imagen no encaja con mi habitual protector florido tan característico en mí. Me enganchó mucho ese primer discurso que nos narra el escritor en boca de Moreno Cabello, que no le gusta nada los medios y se nos presenta como una mujer ruda, profesional y solitaria. Es cierto que la perseverancia de esta investigad...

La quinta víctima