Ir al contenido principal

Capítulo 26




Toda la noche he estado alucinando, una serie de percepciones que hubiera considerado como reales si no fuera porque se mezclaban con recuerdos de mi pasado que nunca se podrán repetir. Esa panda de maniáticos me han dado algo que me produjo un sueño profundo, como cuando bebo más de la cuenta, a unos les da por cantar, a otros por ponerse agresivos y a mí por dormir; pero no todos mis sentidos quedaron afectados, el oído estaba despierto. Escuché la risa de mi madre, sus canciones en la cocina y muchas de sus regañinas, luego se mezcló todo con rugidos, gruñidos y ladridos, también peleas y golpes a mi puerta; conversaciones que mantuve con mi hermano las escuchaba como si fuera una mera oyente; me contaba que el mundo no era tan sencillo como creíamos y que ni todo es blanco ni negro.
Son las siete de la mañana y sigo tumbada en el salón, estoy agotada como si hubiera descargado todo los camiones de Mercamadrid yo solita.
Creo que ha llegado el momento de poner tierra de por medio, una cosa es que me engañen e intenten hacerme creer que lo que vi o escuche es producto de mi imaginación y otra muy diferente que me droguen. En una mochila meto cuatro cosas imprescindibles y salgo por la puerta a la carrera. Doy la apariencia de ir a la facultad, aunque en realidad voy a mi casa.
Ni un alma y todo en su sitio. Tampoco hay guardas de seguridad ni el simpático Miguel que ya no me lo parece después de que anoche entrase en el juego de estos papanatas. La verja está cerrada y no se abre pero hace muchos años que se como escaparme de los sitios, salté la valla del instituto tantas veces que mi foto figura como una heroína dentro del anuario del mi promoción.
Como pasan los años, me ha costado mucho sudor y lágrimas coronar la verja… pero ya estoy al otro lado y corro en busca de la parada del autobús. Me siento una fugitiva, ¡¡Ay mi madre!!
Sinceramente no me siento contenta conmigo misma, huyo sin saber la verdad, sin descubrir que le pasó en realidad a mi hermano, tampoco estoy muy segura si dijeron “descuartizar”, es una palabreja algo fuerte, a la que hay que tener respeto y miedo al que la pronuncia. Tengo un angelito sobre un hombro que me dice: “¡Vete, huye!” y otro con tridente y cola larga de tono rojiza: “¡Quédate y averígualo todo!”. Pero la pregunta es: ¿Quién va a contarme lo que está sucediendo? Y creo que tengo al tipo idóneo: “Tengo que encontrar al cazador” pero por dónde se mueve, la última vez lo vi fue en la facultad, dijo que estudiaba allí. Cambio de planes camino de la facultad de historia en busca de un hombre que me da miedo y que cuando lo ven mis macabros vecinos, saltan chispas.

Llevo una hora dando vueltas sin ningún triunfo, ahora empieza a llegar la gente y quizá tenga más éxito; al que he visto de lejos ha sido a Macqueen que me ha mirado sorprendido como si no esperase verme hoy. Me ha intentado alcanzar entre el barullo de los que entraba en la facultad, pero por la reacción de sus ojos al verme he decidido que no era trigo limpio, estoy haciendo caso a mi sexto sentido que no tiene nada que ver con estos dos angelitos que me lían más que benefician.
Sentada al cobijo de los arbustos que rodean la facultad he masajeando mis pies doloridos, llevo horas subiendo y bajando escaleras y mirando dentro de las clases, por los pasillos y en las diferentes salas comunes, me quedan los baños y el claustro de profesores, he mirado hasta en el último de los escondrijos y nada. He buscado un rincón apartado y poco visible porque Macqueen me está siguiendo. Suena mi móvil y doy un respingo, seré boba, es mi amiga Laura:
-¡Hola guapa!- la digo yo toda jovial aunque sin resuello, todo hay que decirlo. Guarda silencio como escuchando el fondo en el que me encuentro.
-¿Dónde estás?- ¡¡Uff!! Que pregunta más rara.
-Estoy sentada masajeando mis doloridos pies.-nuevo silencio.
-Pero… ¿Dónde?- nunca Laura ha sido tan insistente en nada, sí que es observadora aunque parece la mayoría del tiempo distraída pero luego recuerda detalles o situaciones que a los demás nos pasaron por alto.
-En la facultad. Estoy buscando a un tipo que puede aclararme algunas cosas.-silencio.- Estás muy rara, ¿Te sucede algo?
-Simplemente quería saber qué tal iba todo.- silencio.
-Va de pena, ya lo sabes.- mi tono fue muy agresivo, muy defensivo pero es que no parecía Laura.
-Todo con el tiempo vuelve a su cauce. Bueno te dejo. Cuídate mucho.- y cuelga. Toma del frasco Carrasco.
Me quedo mirando la pantalla del móvil intentando comprender de qué ha ido todo eso.
-¿Qué hace caperucita tan sola?- por fin. Dejando a un lado que me pone los pelos como escarpias, estoy agradecida de encontrarle, mejor dicho, de que me haya encontrado.
-Contigo quería yo hablar.- se sienta a mí lado interesado.
-Eso es nuevo en nuestra relación. ¿Y de qué quieres que hablemos?- guarda las distancias, dándome mi espacio sin violentarme como hace Macqueen con su verborrea incesante y su mano controladora.
-Eras amigo de Alfa.- arruga el morro, como si del todo no estuviera de acuerdo.- ¿Qué sucedió entre vosotros?- guardo silencio y le miro a los ojos, sus pupilas están dilatadas, ¿por la penumbra del rincón o por la misma enfermedad que afecta a los amigos de Mike?- Me importa un rábano lo que sucedió entre vosotros, en verdad quiero saber ¿qué ocurre a mi alrededor? Y si conociste a mi hermano ¿Por qué murió?
-Conocí a tu hermano, por casualidad, como a ti. El monte es un lugar donde pasamos muchas horas…- se ríe de algo pero no entiendo de qué.- Con Mike me une una relación más cordial que con Alfa, digamos que por los viejos tiempo mantenemos una conversación banal cuando nos vemos. Él entiende que antes o después nos tendremos que hermanar por el bien de nuestra supervivencia. Conocí a tu hermano y me pareció un tío agradable y muy coherente para todo lo que pasaba a su alrededor, asumía muy bien su lugar, tampoco puedo decirte muy bien cual era, pues Alfa lleva las cosas a su modo, ni mejor ni peor que yo, es su estilo y si lo aceptas estás dentro y si no, te echa. Yo no lo acepté y me largo. ¿Por qué murió? No tengo la menor idea. Pero desde entonces Mike no ha sido el mismo, busca vengarse aunque Alfa crea que no.
-¿Vengarse de quién? Si tiene que vengarse es porque alguien de una forma deliberada acabo con su vida.-era un pensamiento dicho en alto para afianzar esa idea que me ronda de peligro inminente.
-Caperucita, preguntas al lobo equivocado.
-¿No quedamos en que eras el cazador?
-Soy el lobo que cazó a Caperucita.- se me heló la sangre, pero simplemente esbozó una sonrisa y dejó caer sus gafas cubriendo sus ojos, más dilatados y oscuros.
-¿Por qué te peleaste con Alfa?- si lograba entender algo, podría comprender de qué iba toda la historia.
-Un corral no soporta dos gallos y nosotros somos de los grandes y toca huevos.
-¿Por qué levanto tantas pasiones?-me sonrió provocadoramente.- Alfa siempre dice que soy un riesgo con patas y les pongo en peligro.
-Alfa es una niñita que no soporta que las cosas no salgan como él planea. Tú eres esa incógnita en la ecuación que no es fácil de eliminar porque no sabes cuál es su resultado. Tiene que mantenerte cerca por si acaso y a salvo por orden de Mike.
-¿Qué sucede estos tres días que han intentado drogarme para que no me entere?- parece interesado ante tal información.
-Mi interés en ti, se despertó cuando me prohibieron acercarme a ti, cuando por ayudarte me dieron una paliza. Cuando alguien me niega algo más despierta mi curiosidad. Pero que Alfa te drogue, me inquieta… no por mí sino por ti. – tenía razón, estaba dando por hecho que los buenos eran los amigos de Mike y a lo mejor eran unos psicópatas. Estaba sembrando la duda en mí y cuanta más dudas más ganas de irme a mi Valladolid querido.
-Es curioso lo pequeño que es el mundo.- la voz de Macqueen no era tan amigable ni desenfadado.- ¿Me has estado evitando?
-Que rápido las cazas, va a resultar que eres un portento como tu antecesor… - el hombre se pone en pié y se enfrenta a Macqueen.
-¿Os conocéis?- pregunto yo sorprendida de lo cerrado que es mi circulo de conocidos, todos se conocen y todos tienen roces entre ellos. ¡Divino!
-No deberías hablar con este engendro y menos en un lugar tan escondido.- me reprende Macqueen como si fuéramos amigos de toda la vida.
-Crees que cuando sepa quién eres y lo que hiciste, ¿te va a seguir hablando?- se sacude los pantalones y le empuja para apartarlo de su paso.- Caperucita ten mucho cuidado, la oveja oculta bajo su pellejo a un lobo astuto y cruel.
Estoy de las metáforas hasta los moños. Me zafé de la compañía de Macqueen en cuanto pude y me fui tras el que fuera amigo de Alfa.

Entradas populares de este blog

El otro hijo

TIBIO TÉMPANO DE NUESTRA CALIDEZ.

Con esta novela me sucedió como con otro escritor que voy leyendo a cachitos, porque son amantes de los diálogos monologuistas, largos y con pocos puntos y aparte. Qué ocurre con esto, pues que se trasforman en páginas y páginas en el eBook, agota la vista y distrae. Empecé leyéndola en el móvil porque me quedé sin luz en mi eBook, pero era muy largo los textos, se hacía pesado, lo dejé por cansancio ocular, ahora sigo las órdenes tajantes de mi familia y amigos, << ¡Cuídate la vista!>>. Llegué a casa y la descargué en el libro electrónico, pero tengo una costumbre, la primera imagen que público es cuando comienzo la lectura, no repito la foto, por eso la imagen no encaja con mi habitual protector florido tan característico en mí. Me enganchó mucho ese primer discurso que nos narra el escritor en boca de Moreno Cabello, que no le gusta nada los medios y se nos presenta como una mujer ruda, profesional y solitaria. Es cierto que la perseverancia de esta investigad...

La quinta víctima