Me
gusta la narrativa de Luján Fraix, en muchas ocasiones su prosa es poética y
llena de matices, detalles que te muestran una imagen sin estar cargada de
molestas descripciones. Muchas veces me dice que mis lecturas, las que me
gustan y emocionan, no corresponden con sus obras, yo discrepo pues disfruto
con sus palabras. Me apasiona la historia, y siempre da maravillosas pinceladas,
reflejo de su pasión por este tema; en estos cuentos breves nos narra las vicisitudes
de dos inmigrantes franceses que huyen de la guerra franco-prusiana, y nos describe
sutilmente la situación sociopolítica que se encuentra en la patria que les
acoge, Argentina.
Aparece también ese personaje tan querido por mí, del que me
quedé prendado en La nodriza esclava, y
que he visto en más ocasiones en sus cuentos, creo recordar que en Los duendes
de la casa dulce, Isabel Law, y aquí nos vuelve a meter de lleno en la corte de
Enrique VIII, una vida dramática en un momento convulso de la historia. En la
agrupación de cuentos de Los duendes de la casa dulce, creo recordar que el que
más nos gustó , sobre todo a mis hijos, fue el del loro, nos reímos con el
desenlace. Tengo que repasar mis notas, pues no recuerdo si de esta última obra
hice alguna mención en mi blog.
Pero
no solo me gusta la historia, también todo lo que refleje la complejidad de la
mente, y aquí hay unos breves relatos, que dejaré abierta la incógnita sin
título ni muchos detalles para que tú, nuevo lector, los busques y saques
conclusiones. Ese hombre que visita a sus hijos y regresa al cementerio, ese
accidente de avión, o ese cura que teme dormir.
Quizá
sea cierto que busco la intriga y el misterio, leo entrelíneas y no me canso de
buscar respuestas a mis preguntas, como por ejemplo, ¿qué sucedió con François?
Gracias
por esta nueva lectura, por tus historias y por mostrarme un poquito más de tu
tierra, sus leyendas, costumbre y paisajes.